Gerardo Mosqueda
Ya se había planteado en todos los tonos posibles: el ejército debe volver a los cuarteles, la seguridad interna del país no es responsabilidad de los mexicanos miembros de las fuerzas armadas y sin embargo lejos de plantearse que el personal regrese a las tareas de las fuerzas armadas y de la armada de México, lo que realmente está sucediendo es que los cuerpos policiacos no tienen alcance, capacidad, entrenamiento, experiencia, lo más grave es la incompetencia de las estructuras policiacas y la actitud desdeñosa de las autoridades civiles en los tres órdenes de gobierno..
Observatorios ciudadanos a la medida de las circunstancias, portales de transparencia de todas las configuraciones, esfuerzos para descargar de responsabilidad a los poderes ejecutivos pero la realidad es que la delincuencia, los agravios a la sociedad, los niveles de miedo que tienen los mexicanos y los daños que han causado en pérdidas de vidas y bienes dan razón del incremento de los índices de inseguridad en el país.
Es impresionante lo que los mexicanos invierten en implementar medidas adicionales de seguridad para sus negocios, para sus empresas, para sus hogares, para su protección personal como impresionante ver que los poderes en los Estados gastan cantidades extraordinarias de dinero de los impuestos de los mexicanos en tecnologías que solo convencen a los proveedores pero que dejan exorbitantes dividendos aunque los índices de inseguridad siguen creciendo.
Las estructuras policiacas ya no son garantía de nada, si queremos ver resuelto un asunto relativo a la seguridad de los ciudadanos confiamos en las fuerzas armadas, los cuerpos de seguridad, las policías ministeriales, la inteligencia policiaca están dedicadas a atender las prioridades que los jefes de las bandas dictan o bien los asuntos que atañen a la autoridad en turno. Es decir, hay que quedar bien con el jefe y lo demás no importa.
El general secretario reclama sus espacios jurídicos, como ya lo hizo antes el secretario de la marina armada de México, ya no hay cuerpo policiaco confiable en el país y por otra parte las comisiones de derechos humanos y las procuradurías de derechos humanos han encontrado como deporte preferido los señalamientos de violación de derechos humanos al personal militar.
Los poderes ejecutivos, especialmente en los Estados, han sido irresponsables, omisos, faltos de carácter en responderle a la sociedad en los temas de su seguridad ciudadana. Los procesos de formación policiaca hoy son un pretexto para conseguir recursos, no hay estrategias; hay discursos, no hay esfuerzos coordinados; hay disculpas, hay miedo en los ciudadanos tanto por lo que hacen los delincuentes como por lo que hacen "las autoridades".
Los mexicanos no queremos que el ejército regrese a los cuarteles, la indolencia de los políticos ha llevado a situaciones caóticas y de pérdida de vidas humanas como nunca en nuestra historia moderna. Es una más de las consecuencias de la corrupción e impunidad que afecta a nuestra nación.
Queremos una sociedad civil organizada en un entorno civilizado, donde se respetan las leyes y el orden constitucional, entonces hace falta una nueva generación de políticos que entiendan que el bien común que procuran para por la honestidad de sus autoridades, mientras tanto, militares que no tienen en sus líneas de mando a los políticos del lugar, especialmente a gobernadores, que sigan apoyando a la sociedad ante la desbocada descomposición social que han propiciado.
Hasta la próxima PROSPECTIVA.
José Gerardo Mosqueda Martínez,
Presidente del Instituto de Administración Pública de Guanajuato
presidente@iapguanajuato.org, gmg@gerardomosqueda.com.mx
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