Opinión

MADRES BUSCADORAS. Palabras Libres

Por Ara Morales.

Los primeros reportes de desapariciones en el país comenzaron en 1964 con la famosa guerra sucia, orquestada por el Estado Mexicano para nulificar los liderazgos de organizaciones sociales que amenazaban el estatus quo del poder, desde ese entonces el número de desaparecidos ha aumentado año con año.

Durante esta guerra sucia se registró el primer caso oficial de desaparición en México, la del profesor Epifanio Avilés Rojas, este fue llevado a un cuartel militar, En el Estado de Guerrero, y desde entonces su familia no lo volvió a ver. Con más de 52 años desaparecido, y hasta el día de hoy, la asociación H.I.J.O.S. México, exige al gobierno su aparición. La manifestación estudiantil del 2 de octubre de 1968 fue un claro ejemplo del actuar represivo de ese gobierno antidemocrático, se asesinaron niños, estudiantes, amas de casa, trabajadores, pero también fue uno de los casos más sonados por la desaparición de participantes en esa marcha histórica.

México se cimbró nuevamente en septiembre del 2014 por la desaparición de 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, los padres de los estudiantes se han movilizado una y otra vez, sin conseguir respuesta.

Actualmente, las desapariciones no todas con carácter político, no se detuvieron con la pandemia, miles de casos se han dado durante el confinamiento por Covid-19. La parálisis de las instituciones, que deben procurar justicia, ha dado origen a que las mismas familias salgan de sus casas a buscar a sus desaparecidos, y en su caso, a darle seguimiento a los expedientes empolvados en las actuales fiscalías.

En Guanajuato la última cifra oficial de personas desaparecidas es de 2,600, detrás de cada desaparición hay  una madre que de pequeño o pequeña lo meció entre sus brazos, lo cuidó, lo alimentó… en un momento determinado ya no supo de él o de ella… lo esperó angustiada, marcaba insistentemente a sus teléfonos móviles , preguntó a los familiares, amigos, compañeros de trabajo  y conocidos,  se acercó a las autoridades… lo buscó y lo sigue buscando sola, o en colectivos compuestos mayoritariamente por mujeres; pegan hojas impresas en los postes, en los barandales de los puentes, publican en redes sociales, recorren hospitales, cárceles, morgues, campos, montes y minas. En muchas ocasiones, removiendo con las uñas la tierra que le puede dar el consuelo de haber encontrado al hijo o hija que un día llevó en su vientre.

La Comisión Nacional de Derechos Humanos define éste hecho como : “la desaparición de personas, incluida la desaparición forzada, que constituye una violación pluriofensiva de derechos humanos, toda vez que además de causar daños irreparables a las víctimas, provoca sufrimiento en sus familiares al ignorar el destino final que aquéllas correrán, generándoles por tiempo indefinido el temor y la incertidumbre de conocer el paradero de su ser querido, además de un deterioro económico y de salud física y mental. Su práctica implica la privación de la libertad y en muchas ocasiones de la vida”.

 

De acuerdo a un reporte del colectivo “Hasta Encontrarte”, elaborado en 2022, en Celaya, Irapuato y Guanajuato Capital, se concentra la mayor cantidad de desapariciones registradas por cada 100 mil habitantes, Celaya, con 394; Irapuato, con 360; Guanajuato, con 255, y en otros municipios la cifra no es menor, Salamanca, con 290, y San Miguel de Allende, con 288 desaparecidos.

En 2017 México aprobó la Ley General de Desaparición de Personas y Desaparición Cometida por Particulares con el objeto de poner freno a estas desapariciones multifactoriales, pero se trata de una ley que está lejos de poder ser implementada. Desde 2006, y hasta el 5 de mayo del 2022, la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas en México contabiliza 99,734 mexicanos desaparecidos.

Las madres reaccionan instintivamente pidiendo apoyo a los familiares, amigos, conocidos, compañeros de trabajo y vecinos en la búsqueda del familiar, porque saben que las primeras horas son importantes, las denuncias se realizan, pero las madres de familia consideran que las actividades y acciones de búsqueda no se hacen con diligencia y eficacia de parte de las autoridades, ¿cómo puede mejorar en este rubro la Fiscalía del Estado de Guanajuato?

Para seguir en la búsqueda de un ser querido, las madres se organizan en grupos, o se unen a colectivos ya hechos, ahí encuentran consuelo, ayuda psicológica, apoyo económico ya que algunas de ellas dependían económicamente de su ser querido desaparecido, también se hacen cargo de la familia que deja su ser querido: nueras, nietos, sobrinos, primos, ahijados a los que hay que cuidar, alimentar, educar, pagar gastos. Muchas de las madres buscadoras dejan sus empleos, o consiguen nuevos que les permita por horas buscar a su hijo o hija.

Las madres buscadoras o colectivos de familiares desaparecidos que se han formado en Guanajuato son:  Mariposas Destellando, Proyecto de Búsqueda Guanajuato, Luz y Justicia, Unidas Buscando Desaparecidas, De Pie Hasta Encontrarlas Guanajuato, A tu Encuentro, Ángeles de Pie por ti, Donde Están Acámbaro, Justicia y Esperanza, Madres Guerreras de León y Salamanca Unidos Buscando Desaparecidos. Sus integrantes en el mes de marzo del presente se reunieron con diputados que integran la Comisión de Derechos Humanos y Atención a Grupos Vulnerables, las escucharon, pero las desapariciones continúan.

Las madres buscadoras e integrantes de los colectivos piden que sus casos no sean invisibilizados, que se asigne más presupuesto y se fortalezca a las Comisiones de Víctimas y Búsqueda, que se tome en cuenta a los migrantes desaparecidos, piden atentamente atención prioritaria en los sistemas de salud, ya que por las situaciones emocionales, mentales, legales, familiares, físicas y económicas que están viviendo han desarrollado problemas de salud; solicitaron una cartilla de desaparecido para que sus citas médicas se agilicen. En la búsqueda de sus familiares, enfrentan situaciones riesgosas por lo que solicitan seguridad, que la investigación sea pronta y expedita, que se les den las líneas de investigación de los perpetradores de sus víctimas, que la búsqueda se extienda a albergues, anexos y hospitales psiquiátricos.

Las buscadoras y su labor, es una muestra de las limitaciones y debilidades del poder judicial, pero, sobre todo, son el ejemplo del amor maternal, que todo lo puede, y que está por encima de errores personales o de un destino injusto. No abramos la puerta al prejuicio carnicero de una parte de la sociedad que vive alimentándose del odio estéril, y la revancha, muchas veces infundada.

 

AL FINAL.

En México, la desaparición de personas es una violación a los derechos humanos de manera sistemática y generalizada, al 5 de mayo del 2022 se contabilizan casi 100,000 personas desaparecidas. ¿Dónde están? ¿Cómo las pueden ocultar? ¿Cómo es posible tanta inhumanidad en un gran país?