Opinión

La Opinión de: Jorge Estopellán

“En tiempos de cambio, quienes estén abiertos a aceptar políticas inteligentes se adueñarán del futuro, mientras que aquellos que creen saberlo todo, estarán bien equipados para un mundo que ya no existe”.

En días pasados, más de 1500 militantes del partido revolucionario institucional (PRI) culminaron sus estudios de la llamada Escuela Nacional de Cuadros, coordinada por el Instituto Reyes Heroles AC, instituto de capacitación del ente político.

En Guanajuato, 107 priístas fueron parte de esta generación (2019-2020), una generación que por primera vez recibió parte de su formación a distancia como medida tomada por el Instituto debido a la pandemia.

Hago referencia a este acontecimiento porque no es la primera generación que se gradúa, ya en años anteriores el partido se había preocupado porque sus militantes recibieran las herramientas necesarias para ser agentes de cambio en su entorno.

Hago referencia también a que el PRI es el único partido en América Latina con esta escuela de formación, un hecho no poco relevante si tomamos en cuenta la percepción que tiene la sociedad sobre los institutos políticos.

La política actual exige que quien se dedique a ella esté en constante capacitación, conozca las situaciones mundiales, nacionales, estatales y en su caso municipales; que tenga conocimiento en gobernanza, administración pública, legislación. Exige también inteligencia emocional, trabajo en equipo, cabildeo, imagen personal, manejo de redes sociales, programación neurolingüística.

Dicho lo anterior, es claro que todo partido político debe tener una escuela donde los militantes que así lo deseen tengan el derecho de recibir una educación integral enfocada lo más posible a convertirlos en políticos de oficio, profesionalizarlos hasta convertirse en animales políticos listos para ser opción en cualquier cargo que los tiempos y las circunstancias lo permitan.

En Guanajuato, mucho falta esta profesionalización política que haría que en el camino quedaran muchos ciudadanos improvisados que por circunstancias llegan a ocupar cargos y terminan por actuar conforme a lo esperado, con un total desconocimiento, lo que termina por decepcionar al electorado, retrasando en el tiempo a la entidad en cuanto a progreso de algunas áreas se refiere.

Interesante reto tienen los partidos en varias aristas, primero, en postular mujeres y hombres capaces de convencer al electorado de ser la mejor opción, normalmente se está acostumbrado a elegir al “menos malo”; segundo, postular candidatos que sepan y entiendan de las prioridades públicas que tiene la sociedad; tercero, que no baste conocer dichas prioridades, sino que también tengan la capacidad y el conocimiento para generar las políticas adecuadas.

Ya veremos si el tiempo nos permite ver a los mejores hombres y mujeres en los cargos, que lleguen los más preparados y los que visualizaron un cambio en su entorno desde el primer día de clases en la Escuela Nacional de Cuadros.