Todos tendríamos que hacer un recuento de lo que preparamos para acudir a ejercer el derecho y el deber ciudadano de elegir a nuestros gobernantes, especialmente si pensamos en lo que debíamos de haber hecho y no hay mañana, si hoy fuera la elección… ¡todo está listo! ¿Todo está listo?
Los estudios de opinión pública (muchos, entre los registrados ante el INE y los que promueven los coordinadores de campañas entre sus relaciones dentro de los medios e instituciones académicas interesadas en ser actores visibles en el escenario electoral) han sido enfáticos en que se conozcan, con la esperanza de que influyan en la percepción ciudadana y ayuden a orientar la intención de voto de los mexicanos. En realidad los estudios de carácter electoral, al margen de los diseños de sus metodologías, son informes de una escasa difusión y más escasa comprensión, así que la posibilidad de que las encuestas conduzcan aún las pautas de la intención de voto es algo verdaderamente remoto.
Conocen de encuestas electorales menos del 1% de la población votante. Si es verdad que pensé en “el voto útil” y hoy será la elección, tendría que haber trabajado en grandes volúmenes de operación política para convencer a un ciudadano de que cambie de opinión para que no “desperdicie el voto”; si esta fue una premisa en las campañas no debería de extrañarnos que se compraron voluntades y por unos cuantos pesos o su equivalente en especie se pudieron conseguir que votantes cambiaran la intención del voto de miles de ciudadanos.
Llegar al día de la elección con 23% de ciudadanos que no declararon su intención de voto, es un altísimo rango de incertidumbre, puede cambiar cualquier resultado pronosticado y aunque se puede hacer pronósticos con diseños de algoritmos y proyecciones a partir de interpretar información histórica; tener diferencias de pocos puntos porcentuales en la votación hace que los escenarios contemple cualquier posibilidad, como sucede en cualquier ejercicio de estadística aplicada.
Pero lo que es una realidad es que los equipos de campañas y los mismos candidatos si están en el rango de los que ven estadísticas de los procesos, dos de los candidatos, tiene muy poco margen de maniobra para saber qué hacer, en términos de rentabilidad política (lo que cada quien quiera entender), para qué quieren sus porcentajes de intención de voto medido en las encuestas si no hay manera de entrar en un rango de competencia… cuando las diferencias están en rangos de “un dígito” hay manera de competir y hasta de modificar la intención de voto. Por ejemplo: se habló mucho de Margarita Zavala y su visión de un proyecto político que se concretaba en el año 24… Con la manera como salió del proceso electoral parece haber cancelado su ejercicio a largo plazo.
Para que quieren Meade y el Bronco sus respectivos porcentajes si dejaron de ser competitivos en el proceso.
Al no existir segunda vuelta; como sería lo adecuado, igual que en cualquier democracia. ¿Qué destino tiene la votación obtenida y como se entiende la legitimidad democrática?
Al proyecto priista y al independiente les quedan pocos días para definir el nuevo enfoque que les permita consolidar las posibilidades que tienen en alguna gubernatura y las posiciones que puedan obtener en los procesos legislativos.
Si hoy fuera la elección quien gane no llegará a la mitad más uno de los votos de los mexicanos.
Independientemente de que el pronóstico de participación no rebasa la expectativa del 65%; de los que sí acudan a ejercer su voluntad ciudadana, no lograrán un porcentaje mayor al 40% de los votos emitidos.
Si hoy fuera la elección estaríamos viendo el minuto a minuto de una elección especialmente cerrada, polarizada, con votantes insatisfechos, ciudadanos preocupados por saber si les van a cumplir con las promesas de los regalos de dinero, de la reforma educativa en un bote de basura, con ciudadanos que no están dispuestos a dejar que se use de sus impuestos en políticas que describen a los gobiernos de los años setentas, expectativa de crisis económica, confrontados mexicanos con mexicanos.
Si hoy fuera la elección la armonía en el proceso está en torno a la madurez política de los candidatos del PRI y el independiente.
Hasta la próxima PROSPECTIVA.
José Gerardo Mosqueda Martínez,
Presidente del Instituto de Administración Pública de Guanajuato
presidente@iapguanajuato.org, gmg@gerardomosqueda.com.mx
gerardomosqueda/ mosquedagerardo