Opinión

INUNDACIONES: NI MALDICION NI CASTIGO. Doble o nada.

José Luis Ramírez

No fue maldición, ni mandato divino por lo que nos inundamos hace unos días. Es un tema terrenal, de irresponsabilidad, negligencia o corrupción de empleados públicos que son contratados para operar los servicios que requiere la ciudad.

Desde hace más de dos años, he insistido en que el gobierno municipal debe trabajar en la prevención de riesgos derivados de las lluvias, y claro en el cauce de agua del río Laja. La preocupación es simple, Celaya está construida en tierra baja, desde hace siglos era una zona pantanosa.

En los últimos 50 años, Celaya ha sufrido reiteradas inundaciones que han afectado el patrimonio y la salud de la población, el ultimo evento fue en la zona sur donde se encuentra la planta Honda. Ese es su Talón de Aquiles. Si bien es cierto, que estos riesgos son naturales, no lo es dejarlos a la suerte, sobre todo cuando se cuenta con la información y las herramientas técnicas y tecnológicas para prevenirlos.

En los últimos seis meses tuve la oportunidad de recorrer el municipio, y observar como algunos canales de agua que atraviesan la ciudad estaban llenos de tierra y basura. Igualmente conocí las colonias de la zona sur que se inundan, a pesar de que su edificación es reciente.

La idea simplista de que las inundaciones son por la basura que se tira a las calles, solo es un distractor para que el gobierno municipal no asuma su responsabilidad especifica en relación a sus tareas: Desarrollo Urbano, avala técnicamente la viabilidad de los fraccionamientos y supervisa la normativa de construcción, y claro el Ayuntamiento en pleno los autoriza; Jumapa como empresa descentralizada es responsable de mantener la red de drenaje y alcantarillado funcionando, cobra una cuota mensual por ello, además, valida la infraestructura hidráulica de los fraccionamientos que se construyen; Protección Civil Municipal, es el encargado del Programa de Protección Civil para la Atención del Fenómeno Hidrometeorológico para la temporada de Lluvias y Ciclones Tropicales, su trabajo es prevenir los riesgos, pero opera como un organismo de apoyo –cuando lo hace- posterior a los hechos; Desarrollo Social, a través de Participación ciudadana debería de  involucrar a las habitantes de las colonias, y a sus representantes para la realización de acciones de previsión y prevención; Obras Publicas, debería de mantener los canales de agua desazolvados y limpios; La dirección de Servicios Públicos y concretamente el área de limpieza tiene la responsabilidad de mantener limpias las calles.

Protección Civil, así como las otras direcciones que están vinculadas en atención a los focos de riesgo, y concretamente a las zonas inundables, debemos preguntarnos ¿Qué hacen? Recuerda a la ciudadana Paniagua defendiendo a “su director”, que trabaja de día en el municipio, y en la noche en otra empresa, ambos justificaron la legalidad de su notable multichambismo, pero cuando se les necesita, ni siquiera atienden las llamadas de auxilio de la población.  Claro, pedirles un programa preventivo es demasiado.

 

Usted seguramente se preguntará por qué unidades habitacionales como los Olivos que se encuentra en la zona nororiente, de edificación no tan reciente, se inundó hasta alcanzar más de 70 centímetros del nivel del suelo; y en la zona contraria -de edificación muy reciente-, en el surponiente, unidades habitacionales como Campo Azul, Villa de los Arcos y más, se inundaron con niveles más altos de los 70 centímetros. El reglamento para edificar es muy claro, y técnicamente sería imposible que se inundaran, salvo que “naturalmente” en unos cuantos años se haya hundido el terreno, o simplemente no se siguieron los protocolos o reglas de construcción y supervisión. ¿Usted qué cree?

Hay otros casos como el Romeral que se encuentra en la zona suroriente, tiene inundaciones recurrentes por varios motivos: uno el canal que corre por la avenida 2 de abril y desemboca en el rio Laja, esta azolvado; dos, cuando la lluvia es abundante el canal funciona a la inversa, en lugar de drenar, regresa el agua; tres, los drenajes están sin mantenimiento preventivo y correctivo, esto ocurre en casi todas las zonas inundables de la ciudad.

Jumapa desde hace años lo sabe, y no tiene un plan de acción, a pesar de contar con uno de los presupuestos más altos: 484 millones de pesos, (casi igual al destinado a Seguridad pública el año pasado).  Debo decirle que el 75% está destinado a gasto corriente. Y por increíble que parezca, sostiene cerca de 500 plazas en donde se destacan 8 directores de área, 11 gerentes, 31 jefaturas (a,c,b,d) , y llama la atención, entre otras cosas, 4 abogados “especialistas”, tres plazas de comunicación, 76 oficiales de mantenimiento, 51 ayudantes de mantenimiento, 21 choferes, 28 operadores de cárcamo, 28 ejecutivos, y decenas de plazas muy especializadas. En este rubro gasta 131.1 millones de pesos. Contraste lo anterior con sus declaraciones para justificar las inundaciones.

Es cierto que un reducido sector de la población tira basura en las calles, pero existe una comisión de Reglamentos del Ayuntamiento Municipal, que debería poner reglas y sanciones razonables a quien lo haga; también existen Comisiones del Ayuntamiento que pueden emprender acciones de concientización y educación ciudadana para evitar que la basura sea tirada en la calle, e incluso desde los drenajes domésticos y comerciales, pero, ni la relección los motiva para intentar hacer bien su chambita. Por ahora, la mayoría de empleados de primer nivel, regidores y síndicos ya se van, y a los que vengan, en el caso ideal, no hay que quitarles la vista de encima.

Ya para terminar, debe saber que desde hace años están agendadas obras para prevenir inundaciones, y aprovechar el agua de lluvia, y claro, seguirán archivadas. Mientras tanto, usted seguirá contribuyendo para que los servidores públicos inventen trucos y maromas nuevas para justificar la lluvia de irresponsabilidades, y negocios torcidos, de ya sabe quiénes.

Revolcadero.

Qué los desarrolladores de vivienda mejor construyan y vendan palafitos como hace 5000 años antes de nuestra era. Así nos ahorramos plazas en el Ayuntamiento.