
Por José Luis Ramírez
Cuando le dieron las gracias a Toño Chaurand, y lo bajaron de la candidatura, dijeron que Ernesto Prieto había vendido la plaza. Eran militantes de Morena, a los que estimo y respeto por su militancia en la izquierda real, ideológica y congruente. Su percepción era dura, pero estoy seguro que sabían de lo que hablaban. Ayer el líder de Morena terminó de pulverizar la poca confianza que sus militantes aun guardaban. Los celayenses vieron el rostro enfermo de la política, y el cinismo disfrazado de una invención oposicionista. No podría afirmar si vendieron la plaza, pero sí, que la perdieron. Les doy un dato, su actual candidata hace campaña después de su horario laboral…
Hace dos años y medio, la efervescencia del cambio político en la elección presidencial, le trajo una marejada de votos a Morena, era la época en que Andrés Manuel hacia milagros en todos los municipios. Hoy no habrá cascada de votos, la rueda de la fortuna esta amolada. La percepción de los celayenses tiene dos caras, quienes los detestan, y quienes los siguen con fe ciega. Los primeros han crecido, los segundos no han aprendido braille.
Morena obtuvo 38 mil votos en la elección municipal pasada, con sus tropezones de ahora, lo lógico sería que tuviera menos votos, pero aun, sí la misma gente volviera a votar por ellos, esa suma les alcanzaría solo para premiar con regidurías a la legión extranjera que desplazó a los morenos de cepa.
Javier, como candidato independiente obtuvo 38 mil votos, estaba oculto desde hacía 30 años, había estado muy ocupado haciendo negocios con la construcción de fraccionamientos en sociedad con líderes sindicales, con personajes de triste memoria como Martin Rico, a quien también se le recuerda como coordinador de campaña del actual impulsor y protector de su candidatura, el expresidente Ismael Pérez Ordaz. Los únicos que tenían en la memoria a Javier eran los fovistianos, quienes con documentos en mano le reclamaban el dinero que nunca se invirtió para la municipalización de su colonia.
Hoy los electores que no votarían por el Pan o por Morena, han aumentado. Pero no tienen la opción “independiente”, y en su reestreno, Javier juega de delantero en la cancha del Pan. Así que más de 50 mil electores están buscando por quien votar, saben perfectamente a quien no quieren, pero no saben a quién quieren.
De los partidos fósiles solo se escuchan sus lamentos y el crujir de sus huesos; de sus bebesaurios, torpes en sus pasos, balbuceantes en sus discursos, esperan afanosos el día de la elección para que un milagro los lleve al ayuntamiento.
Pese a toda esa ensalada de locos, donde los priistas se transforman en Panistas, en donde los panistas tumban a sus candidatos para rescatar a Celaya de los panistas; los morenistas sacan a patadas a sus candidatos para rescatar a Morena de Morena, y los otros candidatos ante la nula visibilidad se inventan encuestas para autoengañarse, en fin, estamos ante una descomposición política que ofende a los ciudadanos, y aleja de las urnas a los electores.
Nunca como ahora, tendremos tantos partidos para votar: once candidatos, cinco mujeres y seis hombres. Pareciera que entre mas contendientes sería mas provechosa la propuesta de gobierno, pero hasta ahora, en unos priva la incapacidad de estructurar propuestas apegadas a la realidad, en otros, las restricciones económicas limitan sus acciones. Estamos a mitad de la campaña electoral, todavía es tiempo de hacer una alianza por Celaya, es ahora el momento del cambio, de otro modo vendrán otros tres años de pesadilla, y arrepentimiento.
Revolcadero. Precisión requerida: para la campaña de Nueva Alianza en Celaya, se recibió la parte proporcional del financiamiento estatal, aproximadamente 50 mil pesos en especie, es decir, gorras, playeras, lonas, que no ganan votos pero estimulan el comercio de la industria electoral. Así las cosas.
con otros candidatos, los celayenses observan este circo inmerecido.