Opinión

En la Opinión de Jorge Estopellan

El éxito de cualquier sociedad depende de la participación completa de las mujeres en la vida política, económica y social, porque cuando las mujeres tienen éxito todos los tenemos también”. Justin Trudeau

Terminó el proceso del partido oficialista y con esto el resultado inédito: dos aspirantes a la Presidencia de la República. Habrá por primera vez en México, una mujer Presidenta. De arranque, la primera pregunta que se hacen miles de mexicanos (yo no), ¿Está preparado México para tener una Presidenta?, me costaba pensar que en pleno 2023, un país como el nuestro tuviera esta disyuntiva, tristemente, la pregunta la hacen más de los que supondríamos y en ese dejo de tristeza, muchas personas que cuestionan eso, son mujeres.

Un país con 130 millones de mexicanos, con una de las mejores economías de Latinoamérica y el Caribe (junto con Brasil); con el 55% de su población de género femenino; con mujeres históricamente notables en el poder legislativo, en el poder judicial y con grandes gobernadoras. Con grandes profesionistas, grandes investigadoras, excelentes escritoras, poetisas, artistas y deportistas. Aún con esa gran población femenina, vive en el tema democrático con una arista “machista” impulsado por hombres y mujeres con la pregunta ¿Está México preparado para una mujer?.

Sin hablar de la política Europea y con el extraordinario dato de que México tendrá a una mujer como primera mandataria antes que el “padre de la democracia” Estados Unidos de Norteamérica, países en Latinoamérica han tenido Presidentas, por cierto, con gran trayectoria.

Ejemplos: Michelle Bachelet en Chile (en dos ocasiones).

Laura Chinchilla en Costa Rica.

En total, 13 mujeres han sido Presidentas en 11 países, Bolivia y Argentina ya tuvo 2.

Pase lo que pase en el 2024, incluso con un posible tercer candidato, es estadísticamente un hecho que los Estados Unidos Mexicanos será el país 12 de Latinoamérica que rompe ese techo de cristal.

Quitándonos las camisetas ideológicas, debemos estar contentos por este hecho histórico, debemos trabajar en cambiar esa percepción “machista” de hombres y mujeres y que plantean ese cuestionamiento. Será una elección interesante, polarizada y sobre todo, marcará un antes y después en la vida democrática de nuestro país.