Opinión

Hablemos de Discapacidad, Las palabras de un padre

José Grimaldo Colmenero

 

Las palabras de un padre

 

Hace unos días, durante nuestro recorrido por varios municipios con motivo del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, el padre de un niño en esta condición me comentaba diversos aspectos de esta experiencia al interior de la familia y específicamente de las tareas que esto conlleva.

El criar un hijo con discapacidad es una responsabilidad en la que todos los días, hombres y mujeres guanajuatenses, como Ariel Soto Pérez, ponen su dedicación, pero especialmente, su cariño y amor. Les comparto las reflexiones de este padre de familia a continuación.

“Desde afuera puede verse como una tarea estresante y llena de retos, pero en el corazón de un padre, es simplemente una tarea como todas, una maravillosa oportunidad de evolución y crecimiento gracias al amor.  No veo una discapacidad cuando miro a quien amo, veo a la persona más preciosas y maravillosas de mi vida: mi hijo.

Es momento de compartir nuestras experiencias, las sonrisas de nuestros hijos, nuestros alumnos, los amigos, los vecinos y ver sus logros, no como una manera de convencernos a nosotros mismos y a los demás de su perfección, sino como lo haría cualquier padre entregando la felicidad y orgullo que un hijo trae a su vida.

Las personas con discapacidad reclaman el cumplimiento de sus derechos, la accesibilidad en las ciudades y en otros entornos, su inclusión digital y la necesidad de defender a los grupos más vulnerables. Como comunidad y sociedad debemos tomar en cuenta que una persona es una persona, antes que nada, y detrás de la aparente discapacidad, hay un mundo ilimitado de capacidades por descubrir que nos dan la oportunidad de aprender y nosotros tenemos esa maravillosa oportunidad al practicar la educación inclusiva.

La educación inclusiva es un conjunto de valores, principios y prácticas que tratan de lograr una educación cabal, eficaz y de calidad para todos los alumnos, que hace justicia a la diversidad de las condiciones de aprendizaje y a las necesidades no solamente de los niños con discapacidad, sino de todos los alumnos. La inclusión no es simplemente que el niño con discapacidad se integre en el sistema general de educación.

La inclusión implica la agilización de los cambios culturales y de valores en el sistema educativo y en la comunidad en general. Sus problemas y necesidades deben ser tomadas muy en cuenta y para ello los padres, las comunidades y los maestros, sean éstos de educación especial o no, deben colaborar en esta tarea.

Es para todos claro que aún queda mucho por hacer para superar la exclusión de la que son víctimas las personas con discapacidad. Se requiere de una alianza estratégica que convoque a los gobiernos, a las personas con discapacidad y sus familias, y las organizaciones de la sociedad civil para hacer visible la situación en la que se encuentran las personas con discapacidad y las implicaciones para el ejercicio pleno de sus derechos humanos.

Hablamos acerca de las personas con discapacidad no porque queremos etiquetarlos sino para hacer conciencia de su humanidad. Son seres humanos típicos haciendo su mejor esfuerzo a la hora de conseguir sus metas. Nada diferente a ti y a mí. Porque al final todos somos especiales”.

 

Hasta la próxima.