Por: José Luis Ramírez
Al ciudadano Presidente Mendoza, le gusta la tecnología y la ficción, se propone crear de Celaya una Smart City que sea vigilada y reforzada con 400 cámaras de video vigilancia, y la pregunta obligada es ¿Y quién va a vigilar a los vigilantes? ¿Y qué hará cuando las cámaras detecten algún ilícito? ¿Quién pagará las cámaras? ¿Por qué se contradice su idea con los datos técnicos del anterior gobierno?
Para entender que las cámaras no se mandan solas, déjeme contarle su historia y sus resultados. Tomaré como punto de partida el año 1998, cuando se empezó a usar tecnología para denuncias y llamadas de auxilio marcando el 066. Ocho años después, en el 2006, por primera vez se estrena en la Comandancia de policía, un área de video vigilancia urbano con ¡¡¡TRES CAMARAS!!!
Con esa experiencia cibernética, en el 2009 se inician los trabajos de construcción de instalaciones para el Centro de comunicación, computo, control y comando del municipio de Celaya, el llamado C4. En el 2012 se pone al descubierto que policías municipales, y empleados en áreas de la administración como catastro, estaban en la nómina del crimen organizado. Desde entonces el enemigo ya dormía en casa, y no estaba afuera.
Las instalaciones del C4 comienzan a operar en el 2014. En paralelo se presenta también el Sistema Estatal de Coordinación, Comando, Control, Comunicaciones, Cómputo e Inteligencia (C5) que alberga al Programa Escudo. El Secretario de Seguridad estatal, Alvar Cabeza de Vaca, en ese momento explicó que era la modernización de los sistemas de información con tecnología de punta, para la atención de las emergencias o eventos de inseguridad “en tiempo real”.
En el referido Programa Escudo, se habían invertido cerca de 3mil 500 millones de pesos, para la compra e instalación de 124 arcos carreteros, ubicados en 92 posiciones de la entidad; 2 mil 700 dispositivos electrónicos, entre cámaras urbanas, cámaras urbanas locales, y lectores para detectar placas robadas.
También se habían tendido más de 320 kilómetros de fibra óptica “para lograr una excelencia en las comunicaciones de seguridad pública”, además se habían remodelado y tecnificado los inmuebles de 23 centros de emergencia municipales, como el citado C4 en Celaya.
Le comento, “un arco carretero” cuenta con dos cámaras de reconocimiento de placas robadas, dos cámaras de alta definición con licencias incluidas, y radio para enlazar telecomunicaciones. A pesar de ello, tres años después, de octubre del 2017 a septiembre del 2019 se robaron 8mil 315 autos asegurados, el 65% de los robos fue con violencia (AMIS).
Según sus promotores, el C5 estatal, buscaría coordinarse con todas las corporaciones de seguridad y auxilio municipales, así como instancias federales como el Ejército y Policía Federal. Legisladores de esa época señalaban; “en el C5 , se encuentra la Policía Federal y el Ejército, Seguridad Física de PEMEX, PGJE, SSPEG, Protección Civil, SUEG, CRUM, y como organizaciones civiles: Ferromex, Kansas, Cruz Roja y Bomberos” (…)
Bajo el Escudo estatal, el C4 celayense proporcionaría el servicio de atención de las emergencias a través del número telefónico 911 y canalizaría los llamados instituciones incorporadas; prestaría el servicio de video vigilancia, monitoreo y operación de los sistemas de video y electrónicos; informaría sobre los incidentes relevantes al C5i Estatal; y finalmente, colaboraría con las autoridades judiciales o ministeriales, en la integración de las carpetas de investigación, algunas de estas acciones supuestamente haría la policía cibernética que también intenta crear el ciudadano presidente.
El “Escudo Smart” C5, le aportó a Celaya en principio, 200 cámaras, arcos carreteros, y botones de enlace ciudadano entre otras tecnologías. En 8 años, Celaya pasó de 3 cámaras a más de 200 para video vigilancia.
En diciembre del 2019 con el Fideicomiso para el Fortalecimiento de la Seguridad creado en el 2016 (FIFOSEG), fondeado con 7 millones aportados por el gobierno estatal, y con 1 millón el gobierno municipal, y con los intereses generados, se compraron 35 cámaras, 30 botones de pánico y equipo de monitoreo. Al igual, se puso en funcionamiento el Centro de Control de Comunicación (CECOCO). Los “empresarios” como siempre fueron los promotores, pero nunca cumplieron con la aportación que se habían comprometido.
Casi un año después, el secretario de Seguridad Ciudadana, Miguel Ángel Simental, informó que solicitaría al Gobierno del Estado, la compra de 50 cámaras de videovigilancia para reforzar la cobertura de las que ya se tienen funcionado. Menciono que había 460 cámaras distribuidas de manera estratégica en el municipio, aunque las “otras 50 se requieren para no dejar sin cobertura los puntos en los que la mancha urbana se ha extendido”. La mayoría de las cámaras son monitoreadas desde el C5, en “tiempo real”.
La impunidad, la violencia, y delitos del orden común y federal, en lo general, siguen creciendo a pesar de los montos millonarios gastados para su contención, en lo particular en Celaya, después de años bajo el robo de autos. Y le doy un último dato, el año pasado, el Gobierno Municipal de Celaya, “además de los recursos federales, cerró con un apoyo de Gobierno del Estado cercano a los 100 millones de pesos, que se destinaron para la compra de patrullas, equipo, y un vehículo táctico “Black Mamba”, que es de exhibición y de una sutil prepotencia policiaca.
Mendoza Márquez debe dejar a un lado su fantasía Smart, y de manera urgente e inteligente, debe poner a trabajar a los 1250 elementos de seguridad que dice tener. Igualmente, debe usar eficientemente los recursos tecnológicos, armas, cámaras y vehículos con los que se cuenta local y estatalmente. La idea de adquirir 400 cámaras, por si sola es una extravagancia sin viabilidad, pero claro, puede ser una lucrativo negocio legal, pero sin moral.
Creo que en lugar de una Smart city de ficción, necesitamos ciudadanos inteligentes, que le pongan un freno a los negocios que hacen en nombre de nuestro miedo, y de nuestra vulnerabilidad. De otro modo, en tres años Mendoza Márquez entregará lo que quede de Celaya en bolsas negras. Usted decide.
Revolcadero.
RESUMEN. Mendoza Márquez intenta armar ilegalmente a los elementos de tránsito, y en respuesta hieren a dos, y le asesinan a dos, en el funeral llora de miedo; días después, la policía mata a tres delincuentes y lo festeja. En la misma semana presta vehículos, armas y radios a los municipios de Apaseo el Grande y el Alto, y les cede 40 policías exfederales porque Celaya es segura; pero de manera contradictoria, insiste en comprar equipos de seguridad, y abre 200 plazas para contratar policías exfederales. O no sabe lo que hace y dice, o la edad avanzada ya le impide tener coherencia y congruencia.