Opinión

YO QUEMARÍA TODO POR TI

Por: José Luis Ramírez

Llegué exactamente a las 4.30 de la tarde. Paola fue la primera mujer conocida que encontré a mi paso. Éste es un asunto de mujeres, seguramente pensaron los pequeños grupos que se reunían de manera expectante, cuando me vieron; otros grupos más, absortos, escribían apoyadas en el suelo, sobre cartulinas de colores. Yo también pensé, este es un asunto de mujeres, pero tiene que ver con los hombres.

Caminé resignado a la parte final donde se formaría la columna. Ocupé mi lugar, separado de la marcha.  Otros voluntarios, a unos metros de mí, no sé qué pensarían. La distancia a veces es bienvenida, sea de hombre, mujer -como dijeran los clásicos-, o quimera. Pero esta no era una distancia cualquiera, ni una separación simbólica o casual, es una herida abierta para muchas mujeres, que el domingo 8 de marzo dejó un poco de sangrar.

Desde lejos, adivinaba rostros conocidos. Pero también, caras de asombro porque llegaban decenas de mujeres vestidas de negro, de morado, con pañuelos en el rostro, con lentes oscuros, con cartulinas en las manos, con tatuajes en los brazos, con sombreros, con tenis de marca, con zapatos o botas. Vi mujeres de ayer, de hoy, de mañana, vi mujeres retándose a sí mismas, retando al sol y a la tarde.

La fila comienza, tiene género, articulo gramatical que la define. Pero también tiene un solo cuerpo, el de mujer. No es un disfraz o una máscara para el anonimato lo que cubre el rostro, porque son miles de mujeres en una sola, porque en la marcha hay un solo latido que impaciente palpita para iniciar la marcha. Es una sola voz de miles de voces, son miles de ojos en una sola mirada, son miles de cuerpos en un solo, HOY NO VAN SOLAS.

De sus manos en alto, se despliega una cartulina que anuncia el propósito: Disculpen las molestias pero nos están matando! El dolor de decenas de familias no miente. Artículo 7, señala que en Celaya, en curso del 2020, “22 mujeres han sido asesinadas en forma violenta. Una cifra sin precedentes, considerando que en todo el 2019 fueron 36”. Dos días antes, decenas de estudiantes de Roque, marcharon para denunciar la impunidad y la falta de justicia en los asesinatos de 5 de sus compañeros, entre ellos Nayelli y Thelma.

La columna se alarga minuto a minuto, crece como un rio agitado. El boulevard se cimbra, miles de voces corean: ¡ni una mas, ni una mas ni una asesinada mas! Se levantan pancartas en ese cielo lleno de pequeñas nubes blancas: “Te diré qué es la libertad, para mi es la ausencia de miedo”.  Y el miedo tiene a su favor 280 mujeres asesinadas el año pasado, de entre ellos se han calificado 18 como feminicidios. La impunidad se viste con corbata azul y lo niega todo.

Desde el frente de la marcha, Fátima, Ara, y mas compañeras hacen sonar los tambores que retumban con gran energía. Por momentos se detiene la marcha, se levantan miles de brazos con los puños cerrados, corean consignas y gritan.  La razón está en un recuadro de papel azul que dice: “somos el grito de las que ya no están”. ¿Cuántas no están? El año pasado 280 mujeres fueron asesinadas en Guanajuato. Las frases de las pancartas tienen sentido: “Nos sembraron miedo nos crecieron alas”.

“Nos queremos vivas y libres”. El informativo Ágora, señala que de los mas de 5 millones de habitantes de Guanajuato, 2.8 millones son mujeres, y de ellas, 1 millón 960 mil han sufrido violencia física y psicológica. Y es en el seno de la familia es donde mas se genera. Por eso, las denuncias, reclamos en la marcha son mensajes directos: “Calladita no te ves mas bonita”.

Y de eso se trataba esta gran marcha, dejar atrás el silencio que ahoga y lastima. Cuando la columna llega a la calle de Allende, desde el poniente al oriente, se destaca la enorme fila que cubre la plancha de asfalto. Protección civil reporta cinco mil quinientas mujeres marchando, las mujeres reportan una ciudad despertando. En unos cuantos minutos, el kiosko está a reventar. Nuevamente aparecen rostros conocidos, algunos entrañables y queridos Karina, Kari, Bárbara, Malena, Sonia, Bertha, Azul, Paola, Georgina, Fany, Angi, Azul…

La expectativa ha sido rebasada con creces. Celaya, ha cambiado. La capacidad del sonido que se utiliza para hacer llegar el mensaje final, no es equivalente a la toma de conciencia que ha brotado a borbotones en sus mujeres que preguntan: “Por qué se escandalizan por las que luchan, y no por las que mueren”. Ahora su voz no será callada. Han construido una fuerza que ya no crecerá desde la sombra. “Alicia” toma el micrófono, es la primera oradora, habrá momentos en que su voz se quiebre, pero su mensaje es profundo.

El núcleo del Frente Feminista Celayense, ha trabajado en un pliego de peticiones al Ayuntamiento municipal que tocan temas sensibles: alerta de género; tipificación de feminicidios; investigación con perspectiva de género; transparencia y esclarecimiento de datos sobre feminicidios; vigilar y velar a las victimas indirectas de feminicidios; acoso callejero; acoso escolar; acoso laboral; violencia digital. Exigen que el Ayuntamiento se haga responsable de la situación de inseguridad, feminicidios, vulneración en la que viven las mujeres en el municipio, y freno a la revictimización.

Finalmente, al terminar el mitin, decenas de mujeres vuelven a tomar papel y lápiz, y los convierten en herramientas en contra del acoso y el abuso. Los tendederos de denuncia empiezan a formar un círculo alrededor del kiosko, los nombres de la infamia aparecen, hay maestros del Tec de Celaya, del Cetmeja, de Roque, de la Prepa Oficial, de bomberos, de la UG, de ULM, doctores del Hospital regional, estudiantes, empresarios, padres abusadores. Son mas de ciento cincuenta denuncias. En minutos, esos nombres circulan en las redes sociales, el repudio social ha comenzado, Celaya, ya no despertará igual.

Las muertas, las desaparecidas, las asesinadas, las violadas, las humilladas, las ofendidas, las golpeadas, las discriminadas, las negadas, las abusadas, son una y son todas. Señalan: por si un día falta una mas, y no hay justicia, ¡Quémenlo todo!

Justicia, una palabra de tres silabas que no hemos podido terminar de construir desde hace una eternidad, por la que se ha llorado tanto, por la que han muerto millones de personas, por la que han caído imperios y ciudades. Hoy en nuestra ciudad, resuena en la voz de miles de jóvenes, y cuando se piensa en el dolor y el sufrimiento que causa la muerte sin justicia, se comprende que necesitamos, si es preciso, levantar otro mundo desde las cenizas.

Yo… quemaría todo por ti.

 

Imagen: Karina Rato