Opinión

REPRESIÓN Y VIOLACIÓN A DERECHOS HUMANOS EN RINCÓN DE TAMAYO… JAVIER MENDOZA PRIMER RESPONSABLE.

NINGÚN ALCALDE EN CELAYA SE HABÍA ATREVIDO A TANTO.

Por Íñigo Javier Rodríguez Talancón

Si Kafka hubiera nacido en México, hubiera sido un escritor costumbrista”.

(Frase atribuida a Carlos Monsiváis)

Haciendo un poco de historia: en el lejano año de 1963, y con motivo de la inconformidad social sobre las indemnizaciones a los propietarios de inmuebles que habían sido afectados por el trazado de lo que es ahora el bulevar A.L.M., ocurrió el último acto de represión que se recuerde en Celaya: seis activistas del Movimiento Nacional Sinarquista que se manifestaban pacíficamente afuera del edificio de la presidencia municipal fueron secuestrados durante la noche por elementos estatales de seguridad, golpeados y amedrentados, para ser liberados después.

Algo así no fue poca cosa y es del todo condenable, no importa si en esta historia negra de la represión en Guanajuato hubo episodios mucho más atroces, como los inscritos en lo que fue la “guerra Cristera”; o el ocurrido tiempo después en León, en 1946, que es el más emblemático y mejor recordado, de los “Mártires de León”, cuando militares abrieron fuego en contra de una protesta ciudadana pacífica (algunos historiadores afirman que hubo más de 100 muertos).

Eran otros tiempos. La represión política y violación sistemática a los derechos humanos se daba como una moneda corriente en contra de cualquier disidencia a un régimen poderoso, déspota y autoritario. Por eso llaman tanto la atención los hechos sucedidos en el mes de enero del año pasado, en la comunidad de Rincón de Tamayo, y la total impunidad que ha resultado; más aún, parece alucinante que a quien es el primer responsable, el alcalde Javier Mendoza, el panismo le haya abierto la posibilidad para buscar reelegirse por tres años más al frente del municipio, como “premio” a sus abusos.

La represión y agresión física a pobladores de la comunidad de Rincón de Tamayo es una línea roja que cruzó esta administración; pero este episodio es solo parte de una larga historia de despojos que han padecido los habitantes de toda esa comarca del sur-oriente del municipio.

Como comenté en una colaboración anterior, la decisión del ayuntamiento que provocó una decidida resistencia de los rinconenses fue la inconsulta incorporación al sistema de la JUMAPA del servicio del agua potable de esa comunidad, suprimiendo así, en modo por demás autoritario, el anterior esquema de su “Comité del Agua”; y detrás de esta decisión se ocultaba un único propósito: garantizar el suministro de agua potable suficiente a los proyectos de amplias inversiones privadas, que ya están ocurriendo en esa parte del municipio.

De tiempo atrás esta agua, la más abundante y limpia de nuestro acuífero, en complemento con todas sus tierras, de anterior uso agrícola, ha sido codiciada por los denominados desarrolladores inmobiliarios locales; han visto y calculado lo fácil y redituable que les pueden resultar sus inversiones aplicadas en esos espacios; y para ello se han valido de los instrumentos del poder municipal que tienen secuestrados para su provecho.

Y el alcalde, Javier Mendoza, con su dócil y adormilado ayuntamiento (empezando por los que integran a la supuesta oposición, con alguna honrosa excepción) ha sido el instrumento fundamental a las desbordadas pretensiones de estos empresarios, y de ahí su necesidad vital para que él prosiga tres años más; en cuanto al gobierno del estado, más que complaciente con lo que sucede en el sur-oriente del municipio, lo impulsa decididamente en su afán de radicalizar la única y obtusa apuesta de gobierno: la llegada de grandes inversiones que engorden las cifras con las que pretenden justificar su ya larga gestión de 33 años.

Así, la represión y la violación a los derechos humanos adquieren de nueva cuenta su carta de naturalización en Guanajuato, agravada por una consigna de impunidad total, y con la ostensible premiación a los represores.

@inigorota