Por: José Luis Ramírez
Está claro que ustedes mis estimados lectores, me refiero a los tres que me prodigan la lectura de estas disonantes palabras, no pertenecen a la generación Z, y les comparto un secreto, pertenezco a una generación que ya me provoca deudas morales por el oxígeno que respiro.
La generación ZETA, que refiero, afirman algunos, es el titiritero que desde las sombras le da vida a una conspiración política en México. Esta supuesta conspiración está inspirada en un comic o historieta japonesa, impresa, y en animación digital que lleva por nombre One Piece, su personaje principal es MonkeyD. Luffy, conocido como “Sombrero de Paja”.
Y bueno, ya que estamos en las presentaciones formales, la Generación Z, también conocida como centennials, son las personas nacidas aproximadamente entre 1997 y 2012, más o menos 4.8 millones de electores vivitos, y algunos votando. Dicen los entendidos, que “se caracterizan por ser la primera generación completamente familiarizada con la tecnología y las redes sociales desde muy jóvenes”. Los estudiosos los ubican como preocupados por el medio ambiente, la salud mental, y tener una fuerte conexión entre la vida digital- y la real. Eso dicen.
Sin lugar a dudas, la generación Z sería el símil de una generación hippie que en lugar de marihuana tendría internet, y en lugar de vivir en medio de la guerra fría de los sesentas, vive en la guerra por el espacio y las señales de satélite. De hecho, ambas tendrían una manifestación de rechazo a la sociedad de consumo y al gobierno, que incluye el rechazo a la guerra. Y claro, ambos son duchos para organizar manifestaciones: los hippies usaban flores -claveles– para colocarlas en las bocas de los tanques militares, la generación Z, la bandera de One Piece conocida como la “Jolly Roger de los Piratas del Sombrero de Paja”.
Mire, quien intenta ponerle el sombrero de Luffy, a una manifestación, en un país surgido del voto como expresión de la soberanía popular, está en su derecho. Negarlo, sería precisamente contradecir el espíritu de la república, es decir, del interés del pueblo expresado a través de medios pacíficos y, hasta donde la imaginación les permita. Para eso es la libertad que gradualmente hemos conseguido a lo largo de cuatro generaciones anteriores a la Z, que debo decirle, no costó poca sangre, ni fue una fiesta de 15 años.
En un análisis somero, los rasgos morales y éticos de Luffy, se centran en: libertad extrema, lealtad inquebrantable, sentido de la justicia intuitivo, respeto por los sueños, ingenuidad y honestidad, valentía y determinación. En resumen, Luffy no encaja en el molde tradicional de héroe o villano; es un personaje moral que vive según sus propios principios de libertad y lealtad, desafiando un mundo con reglas rígidas e injustas. Nada que ver con los presuntos conspiradores que visten con piel de lobo y sombreros de paja.
Bien valdría la pregunta, ¿Quién le teme a la generación Z, con su bandera de los piratas del sombrero de paja? Desde luego que un gobierno democrático, aplaudiría que salieran a la calle, porque la democracia no es un modelo para armar, la democracia es energía social que se transforma a sí misma para la búsqueda de la felicidad del pueblo. Así, aunque se oiga como canción de José Alfredo Jiménez.
Por eso, los hippies buscaban la paz y el amor, y nadie en su sano juicio que quiera ponerse el sombrero de paja, buscaría la guerra por la guerra. No, no se trata de violencia, se trata de paz, y precisamente en los entresijos de una convocatoria a manifestarse el 15 de noviembre, el sustento es el hartazgo por la violencia, la inseguridad y corrupción. En Celaya, en los últimos siete años lo hemos hecho, y los cambios políticos conseguidos aún están en la incubadora.
Dos elementos que surgen en paralelo, al calor del momento, es la demanda de justicia por el asesinato político del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, con Z, y la revocación de mandato de la presidente de la república, Claudia Sheinbaum. La primera, tuvo una respuesta que desatará los demonios en Michoacán con la movilización policiaca y militar, jamás vista en ningún estado o municipio del país. Pero si salen derrotados, será el inicio de una verdadera insurgencia electoral independiente.
La vida de Carlos Manzo, hizo posible que se moviera la fuerza del Estado para intentar recuperar la paz en Michoacán, y su muerte para despertar, como él lo dijo, al tigre, al pueblo para reclamar el imperio de la ley y la justicia. Me atrevo a especular, que Carlos Manzo y Monkey D. Luffy, tienen cierta semejanza, el sombrero y el sentido moral de la libertad.
Por otro lado, la demanda de revocarle el mandato a la presidente Claudia Sheinbaum, es tan genuina como la de revivir el mar muerto. Demandar, no necesariamente significa que tenga sentido y congruencia. Solo pongo en el centro de su atención, lo siguiente: es la primera mujer presidente del país, y comandante de las fuerzas armadas de la república que las ha movilizado a pesar de resistencias políticas, llega con una cifra inédita de más de 33 millones de votos de respaldo, y se sostiene hasta el día de hoy, con un apoyo popular del 76 por ciento de la población.
De tal manera, que exponer la manifestación como una conspiración juvenil Z para desestabilizar el gobierno de la república, es numéricamente improbable, y políticamente, un error que sustancia la crisis interna de Morena. ¿A quien beneficia? Desde luego, a un círculo dorado de morenistas, que hoy están expuestos y en apuros por sus nexos poco gandhianos, y sus inexplicables cuentas bancarias. El PRI, el PAN están ocupados con sus médicos forenses para determinar la causa y circunstancias de su fallecimiento político. Los reales patrocinadores calculan la fractura y la confrontación interna de Morena para reconstruir su poder en el 27, y el 30. Son negocios a corto y mediano plazo. Por ahora, presionar, hacer ruido y sacar polvo es su intención. Ese es su asunto, el nuestro, es otra cosa.
Invocan los incendiarios, a la generación Z como fantasmas aterradores, pero la Revocación de Mandato, está contemplada en la Constitución, y en la Ley federal de Revocación de mandato: “El inicio del proceso (…) podrá solicitarse, por una sola ocasión, durante los tres meses posteriores a la conclusión del tercer año del periodo constitucional de quien ostente la titularidad del Ejecutivo Federal por votación popular” (Articulo 9). ¿Cuál es la urgencia?
El uso estratégico y legítimo de la moral y la fuerza del estado que no se había visto antes, desató el avispero político en el país y, rompió el silencio ciudadano. Me parece que la manifestación en un país donde existen 6 partidos políticos, que han estado presentes en tres grandes cambios políticos del siglo XXI, está contaminada por todos ellos, y claro, su derecho a influir en la percepción ciudadana sobre el comportamiento de su gobierno es legítima. E incluso, invocando fantasmas del pasado.
El PAN se lanzó a rajatabla contra el PRI en el 2000; el PRI contra el PAN en el 2012; Morena contra el PRI en el 2018, y de cierto, pareciera que se derrumbaba el país, pero no fue así. Sin embargo, los ciudadanos hemos aprendido que dejar todo en las manos de los partidos políticos, y sus personeros, debilita las instituciones; hemos aprendido que el voto no es un contrato por tiempo indefinido con nadie; que los cambios no los hacen los partidos políticos, los hace el pueblo. Pero lo más importante, que la silla presidencial, solo es contratada por seis años.
En ese sentido, la respuesta de la misma presidente Sheinbaum, ha sido puntual y propuso que, en el 2027 se sometería al escrutinio popular, para que el pueblo votará por el cese o la continuidad de su gobierno. Me pareció un ofrecimiento forzado, porque tarda más un juicio de divorcio que la organización de la revocación de mandato por el órgano electoral. No había necesidad. En 20 meses usted, estará votando de manera civilizada y ordenada por la permanencia o remoción de la presidente Sheinbaum, y al mismo tiempo revalidando la soberanía popular.
Y de cierto, una exigencia popular que no debería de pasarse por alto en esta manifestación, es la urgente legislación estatal y municipal para solicitar la REVOCACION DE MANDATO DE LOS PRESIDENTES MUNICIPALES, Y DE LOS GOBERNADORES. Esta Ley debería existir en razón de la permanencia legal de presidentes municipales y gobernadores que han perdido legitimidad popular, y han dado pie al surgimiento de los grupos del crimen organizado, o bien aquellos que su manifiesta incapacidad para gobernar generan condiciones para la confrontación y la fragmentación de la vida institucional. El pueblo tiene derecho no solo a elegir, sino a corregir.
Al país le urge sacudirse por las vías institucionales a impresentables gobernadores, presidentes municipales, síndicos y regidores. La política debe ser un ejercicio racional, flexible y abierto al debate, no una creencia incuestionable o sagrada. Le doy un dato, los últimos seis años del gobierno de Diego Sinhue, Guanajuato fue un campo de exterminio, acumuló más de 30 mil homicidios dolosos; más de 4 mil desapariciones y aún no se terminan de registrar las fosas clandestinas. El pico fue en 2020 con más de 5,300 víctimas.
En Guanajuato el duelo no ha terminado. En los últimos cinco años (2020-2025), se ha mantenido como el estado más violento del país, con 521 masacres y 267 hallazgos de fosas clandestinas, Celaya, Irapuato, León y Salamanca concentran la mayoría de los casos de acuerdo con la organización civil, Causa en Común.
¿Por qué no pedimos apoyo a la generación X y la Z para solicitar la revocación de mandato de Libia Denisse García Muñoz? ¿Por qué no pedimos la revocación de mandato de los presidentes municipales que tienen una tasa de homicidios que ni Ucrania padece? En el Índice de Paz México 2025, el estado de Guanajuato continúa enfrentando altos niveles de violencia, encabezando la lista nacional de homicidios dolosos con un 11.1% del total del país.
De acuerdo al “Índice de Paz México, 14 estados se deterioraron en materia de paz en 2024, mientras que 18 estados mejoraron”, pero no están fuera del cuadro de la violencia y delincuencia. En el país, de norte a sur, existen muchos municipios en donde el pueblo quiere levantarse como “Fuenteovejuna” (todo el pueblo a una), en contra de la omisión de la ley, de la complicidad de políticos, de la corrupción de funcionarios y la impunidad criminal heredada cada cambio de gobierno, porque la raíz de la violencia está enterrada en los municipios, y tolerada desde las alturas de la inmoralidad y el cinismo.
El pueblo quiere usar su fuerza colectiva para lograr lapaz y la justicia porque el Estado lo ignoró, o lo olvidó por años. ¿Por qué no usar esa fuerza para fortalecer y mejorar las instituciones en este momento que la herencia de sangre y odio está en su máxima expresión?
Darle cauce a la remoción institucional de servidores públicos, desde el espíritu del artículo 39 de nuestra Constitución, nunca fue más urgente y necesario que ahora. Recordemos que “el poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de este”, y cuando ese poder se usa en su contra, nuestra Carta Magna, sentenció, “el pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno”. Hay que sacudir el árbol para que caiga la fruta podrida.
Hay que convertir ésta y demás manifestaciones en energía limpia para barrer la casa. ¡Qué no nos asusten los sombreros de paja japoneses! Si México tiene que hacerse un sombrero, que sea de ala ancha, tejido por el pueblo y no por el miedo.
Hoy es el tiempo de fortalecer las instituciones y la vida democrática, pero con los intereses del pueblo por delante. Quienes ven la represión y el autoritarismo como respuesta a las manifestaciones, no han entendido nada de la historia de México.
REVOLCADERO. OSCURANTISTA Y ANACRÓNICO. El 8 de marzo de 2025, más de 3,000 mujeres se reunieron en el Parque Fundadores de Celaya y marcharon hacia la Calzada Independencia. Exigieron justicia por feminicidios, desapariciones y violencia de género. Mínimo el 90% de ellas iban cubiertas del rostro. A la fecha al alcalde ya se le olvidó los motivos de la manifestación. Pero en tono de amenaza, declara que detendrá a quienes “estén encapuchados” y causen disturbios en la manifestación del 15 de noviembre. ¿Desde cuando estar “encapuchado” es delito? Ya desde la Constitución de Apatzingán de 1814, inspiración ideológica de la de 1824, señalaba: “Son tiránicos y arbitrarios los actos ejercidos contra un ciudadano sin las formalidades de la Ley”.




