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LAS HORAS MÁS OSCURAS

Jeremías Ramírez Vasillas

 

En 1937 Winston Churchill escribió en su ensayo biográfico Hitler y su opción: “Aunque las malas acciones no pueden ser condenadas por posteriores actuaciones políticas, la Historia está repleta de ejemplos de hombres que han escalado el poder valiéndose de procedimientos feos y crueles, y hasta espantosos, pero que, sin embargo, al apreciar su vida en conjunto, se les consideró como grandes figuras cuyas vidas han enriquecido los anales del género humano. Tal puede suceder con Hitler”. Y agregó: “Aún no podemos decir si Hitler será el hombre que desencadenará del nuevo sobre el mundo otra guerra en la que la civilización sucumbirá irremisiblemente, o si pasará a la historia como el hombre que restauró el honor y la paz de espíritu de la gran nación germánica y la reintegró serena”.

            Sin embargo, para 1940 ya estaba plenamente seguro que Hitler era quien desataría el horror, la sangre y la muerte en Europa y otras partes del mundo.

Y esta certeza haría que fuera para él aún más angustiosa, pues el 10 de mayo de 1940 era nombrado Primer Ministro, y como tal estaba en su mano decidir si Inglaterra pelearía contra Hitler o bien le pediría entablar un acuerdo de paz.

No fue fácil tomar esa decisión a sabiendas que una declaración de guerra contra Alemania era casi seguro la condenación de muchos ingleses a la muerte y tal vez la destrucción del Reino Unido; pero si firmaba un acuerdo con Hitler, significaría rendirse, humillarse ante el tirano antes de tiempo.

Y esta decisión, además, debía tomarla en unas cuantas horas: 36 horas a lo sumo. Los historiadores afirman que fueron esas 36 horas las más oscuras en la vida de Churchill y tal vez de toda Inglaterra.

La película Las horas más oscuras aborda justamente ese momento en que Winston Churchill tiene que tomar esa decisión con la presión de una implacable oposición política, incluso desde el interior de su propio partido, el conservador.

En ese momento, Hitler avanzaba imbatible apoderándose de Europa. Francia prácticamente ya estaba la lona, y 400 mil soldados ingleses habían quedado acorralados en su suelo, en las costas de Dunkerque.

La presión se incrementaba pues el rey Jorge VI (soberano de ese entonces) no estaba de acuerdo con la nominación de Churchill, pues arrastraba tras de sí una serie de fracasos bélicos en su contra, como su derrota en Gallipoli. El rey veía las cosas tan negras que expresó su deseo de huir, con la familia real, a Canadá.

A medida que pasan las horas, la presión crece y él no quiere ceder a la presión de algunos miembros poderosos de su partido de firmar el acuerdo de paz con Hitler. En el momento de mayor tensión, sorpresivamente el rey lo visita y le expresa su respaldo y le pide que no firme y que derrote a Hitler, y que consiga de su pueblo el respaldo que necesita y la orientación necesaria.

La película retrata esta consulta popular de una manera muy entrañable y conmovedora. Churchill viaja en su automóvil a la Cámara de los Comunes para firmar la carta que le ha preparado su comité de guerra para enviarla a Hitler, y en ese momento, cuando se detiene el auto por el tráfico, se baja y se introduce al metro. Como hijo de la nobleza, Churchill siempre había vivido en autos especiales, con choferes a su disposición y él, que no conocía este medio de transporte, se sorprende y grita emocionado ante la presencia de uno de los trenes que llega a la estación. La gente no da crédito que el Primer Ministro ande en el metro, sólo, sin escoltas. Dentro del vagón saluda a la gente y los consulta sobre qué hacer en ese momento. ¿Firmar un acuerdo de paz con Hitler o luchar hasta la muerte o la victoria? La gente, unánime, le pide que luche, que ellos están dispuestos a morir, que no se rinda.

Con esta encomienda popular llega ante el Comité de Guerra y les anuncia que no firmará la carta. Y se dirige a la cámara de los comunes a anunciar la decisión de pelear hasta la victoria o la muerte. Ahí es respaldado y ovacionado

Paralelamente, se organiza el recate de los 400 mil soldados atrapados en Dunkerque. Para ello, piden ayuda a la ciudadanía que tiene botes o lanchas que se sumen al rescate y todos acceden, logrando una proeza inigualable. Este rescate de Dunkerque ha sido narrado cinematográficamente de manera magistral por Christopher Nolan en la película Dunkerque.

Regresando a Las horas más oscuras, esta película está filmada en un magnífico blanco y negro, con una gran actuación, muy verosímil, de Gary Oldman, encarnando a Churchill, que le valió ganar el Oscar como mejor actor.

Quizá para muchos sea desconocido este fragmento de la Segunda Guerra Mundial, que nos muestra que la guerra no sólo se gana en las trincheras y en el campo de batalla, sino también en los oscuros pasillos de la política. Churchill se hizo famoso al haber liderado a Inglaterra en esos aciagos años con gran éxito, valor y coraje.

Churchill, era un hombre polifacético, pues además de político y militar destacado, fue también periodista y notable escritor, tan notable que fue acreedor, en 1953, al Premio Nobel de Literatura. En México, editorial Orbis, en su colección sobre Premios Nobel, publicó sus ensayos biográficos bajo el título Grandes contemporáneos.

Las horas más oscuras es una gran película que contribuye a entender momentos claves de la historia. Por ello, y por su magistral factura, es una película muy recomendable, que estuvo en cartelera en México al inicio del año. Esperemos que pronto esté disponible en Netflix o en alguna plataforma de contenidos audiovisuales en streaming o bien en Blu-Ray. No deje de verla.

 

FICHA TÉCNICA:

Las horas más oscuras (Reino Unido-Estados Unidos, 2017). Dirección: Joe Wright. Guion: Anthony McCarten. Música: Dario Marianelli. Fotografía: Bruno Delbonnel. Actuación: Gary Oldman,  Ben Mendelsohn,  Kristin Scott Thomas,  Lily James,  Stephen Dillane, Richard Lumsden,  Philip Martin Brown,  Ronald Pickup,  Brian Pettifer,  Tom Ashley, Jordan Waller,  David Olawale Ayinde,  Michael Bott,  Danny Stewart,  John Locke.