Opinión

ENTRE LA SIMULACION Y LOS DERECHOS HUMANOS.

Por: Ara Morales

Me atrevo a decir que los derechos humanos de pronto no son tan derechos, y al parecer tampoco tan izquierdos. Para poner en la balanza su justo peso, déjeme decirle que son el conjunto de derechos y libertades fundamentales que corresponden a todas las personas, sin importar su nacionalidad, edad, género, religión, condición social, orientación sexual, opinión política, origen étnico u otra característica.

Los Derechos Humanos se basan en la dignidad inherente de todo ser humano y son UNIVERSARLES es decir aplican a todas las personas en todo momento y lugar; son INALIENABLES significa que nadie puede renunciar a ellos ni se pueden quitar legítimamente, salvo en casos muy específicos y conforme a la ley, e INDIVISIBLES E INTERDEPENDIENTES.  

Todos los derechos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales tienen la misma importancia y se refuerzan entre sí, PROMUEVEN LA IGUALDAD Y LA NO DISCRIMINACIÓN, es decir todas las personas gozamos de los mismos derechos sin distinción.

Entre los derechos humanos podemos encontrar: los derechos civiles y políticos: derecho a la vida, a la libertad personal, a un juicio justo, a la libertad de expresión, de pensamiento, de asociación, de voto. Los Derechos económicos, sociales y culturales: derecho a la educación, salud, trabajo digno, vivienda, seguridad social, cultura. Los Derechos colectivos o de los pueblos: derecho a la autodeterminación, a un medio ambiente sano, a la paz, al desarrollo.

Este camino al reconocimiento de los derechos humanos, se fue consolidando con la incorporación de conceptos en la ley. Los derechos humanos no nacieron de un día para otro, cada avance costó luchas, revoluciones y vidas. Para entender su importancia, hagamos un viaje por su gestación.

La Revolución Inglesa, también llamada Revolución Gloriosa, fue un proceso político y social ocurrido principalmente entre 1640 y 1688. Transformó radicalmente la relación entre el poder del monarca y los derechos de los ciudadanos, sentando bases para los sistemas democráticos modernos.

Aprobado en tiempos del rey Carlos II, el Habeas Corpus Act de 1679 se considera uno de los pilares de la libertad moderna. El habeas corpus impide que una persona sea detenida de manera arbitraria. Establece que: toda persona arrestada debe ser presentada ante un juez rápidamente. Las autoridades deben justificar legalmente la detención. Si no hay causa suficiente, el detenido debe ser liberado; se prohíbe trasladar prisioneros a lugares lejanos o secretos para evitar la revisión judicial.

Y es importante porque fue una limitación directa al poder del rey, que hasta entonces podía detener por sospecha, capricho o motivos políticos. Introdujo la idea de que la libertad personal es un derecho fundamental, no un privilegio otorgado por el gobernante. Se convirtió en una base para otros sistemas jurídicos —como el estadounidense y el europeo— y para los catálogos modernos de derechos humanos.

Un siglo después, aparecen ideas humanistas y liberales que darán origen a los derechos humanos modernos: la Ilustración y la Revolución Francesa. Esas ideas del siglo XVIII transformaron la concepción moderna de la libertad, al colocar en el centro, la razón, la igualdad y la soberanía popular.

Su mayor legado fue la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, que estableció por primera vez un catálogo universal de libertades civiles y políticas, como la igualdad ante la ley, la libertad de expresión y el derecho a participar en la vida pública.

Este documento, inspirado en los principios de la Ilustración, se convirtió en la base de los sistemas democráticos contemporáneos, y en un referente obligado para la protección de los derechos humanos en todo el mundo.

Mientras tanto en América, la Independencia de Estados Unidos de 1776 consolidó un nuevo modelo político basado en la igualdad y los derechos naturales. Su Declaración de Independencia afirmó que “todos los hombres son creados iguales” y están dotados de derechos inalienables, entre ellos la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Estos principios, influenciados por el pensamiento ilustrado, rompieron con la autoridad colonial, y sentaron las bases de un gobierno sustentado en el consentimiento de los gobernados. Con el tiempo, este documento se convirtió en un referente esencial para el constitucionalismo moderno y la defensa global de los derechos humanos.

Los derechos humanos se universalizan y adquieren fuerza internacional:

La siguiente gran transformación llegó con la Constitución Mexicana de 1917, que marcó un parteaguas en la historia constitucional, al convertirse en la primera en el mundo en reconocer derechos sociales como la educación, el trabajo, la salud y la justicia laboral. Nacida del proceso revolucionario, estableció principios como la propiedad social de la tierra, la jornada laboral de ocho horas, los derechos de los trabajadores y la educación pública, laica y gratuita. Su visión adelantada colocó al Estado como garante del bienestar colectivo y la igualdad social, y sentó las bases del constitucionalismo social contemporáneo.

La Revolución Rusa de 1917 introdujo un nuevo paradigma al reconocer derechos colectivos y laborales como pilares del Estado. Con el triunfo bolchevique, se impulsaron medidas que garantizaron la jornada laboral reducida, el derecho a la organización sindical, la protección social de los trabajadores y la igualdad entre mujeres y hombres en el ámbito laboral. Estos avances, orientados a priorizar el bienestar de la clase trabajadora, influyeron en la construcción de políticas sociales en todo el siglo XX,y en la consolidación de los derechos colectivos como parte esencial de las agendas de justicia social.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada por la ONU en 1948, se convirtió en el documento más influyente del siglo XX, al consagrar la igualdad, la libertad y la dignidad como derechos inherentes a todas las personas. Nacida tras las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial, estableció un marco común que reconoce libertades civiles, políticas, económicas, sociales y culturales, y reafirma que ningún gobierno puede situarse por encima de la dignidad humana. Desde entonces, ha guiado constituciones, tratados internacionales y políticas públicas en todo el mundo, cimentando la arquitectura global de los derechos humanos.

Los Pactos Internacionales de 1966, adoptados por la ONU, completaron el marco universal de los derechos humanos al dividirlos en dos tratados de igual importancia: el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que protege libertades como la vida, la integridad, la participación política y el debido proceso; y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que garantiza derechos como la educación, la salud, el trabajo y un nivel de vida digno. Juntos, estos pactos consolidaron la idea de que todos los derechos humanos son universales, interdependientes e indivisibles, y establecieron obligaciones jurídicas claras para los Estados.

Los derechos humanos se amplían y adaptan a nuevos contextos:

En décadas recientes el avance de los derechos humanos se ha ampliado hacia el reconocimiento de grupos históricamente excluidos, incorporando protecciones específicas para mujeres, pueblos indígenas, personas con discapacidad, población LGBTIQ+, migrantes, niñas y niños.

Estos avances han fortalecido la igualdad sustantiva y la no discriminación, impulsando marcos legales, tratados internacionales y políticas públicas orientadas a garantizar el acceso equitativo a la justicia, la participación, la identidad cultural, la autonomía y la protección integral. Este proceso ha consolidado una visión más inclusiva y universal de los derechos humanos en el siglo XXI.

En ese mismo sentido, la agenda global de derechos humanos se ha ampliado hacia nuevas dimensiones que acompañan la transformación tecnológica y ambiental, reconociendo los derechos digitales, el derecho a un medio ambiente sano y el derecho de acceso a la información como elementos esenciales del desarrollo humano integral. Estos derechos buscan proteger la privacidad, garantizar la inclusión digital, enfrentar la crisis climática y fortalecer la transparencia y la participación ciudadana. Su incorporación refleja la necesidad de adaptar los marcos jurídicos a los desafíos contemporáneos, y asegurar que la dignidad humana sea respetada en todos los ámbitos de la vida moderna.

A nivel federal, México cuenta con un conjunto de instituciones encargadas de proteger y garantizar los derechos humanos: la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), el Poder Judicial de la Federación, que mediante el juicio de amparo salvaguarda los derechos frente a actos de autoridad.

Otras instancias especializadas también son garantes, como el INAI en materia de acceso a la información y protección de datos, la Secretaría de Gobernación a través de sus áreas de derechos humanos, la CEAVen atención a víctimas, la COMAR en protección de refugiados, la Secretaría de las Mujeres, el SIPINNA, y diversas fiscalías especializadas dentro de la FGR.

En el Estado de Guanajuato, la principal institución encargada de la defensa y promoción de los derechos humanos es la Procuraduría de los Derechos Humanos del Estado de Guanajuato (PRODHEG). También participan el Poder Judicial del Estado, que garantiza el debido proceso; la fiscalía general del Estado, con áreas dedicadas a derechos humanos; y organismos especializados como el IMUG para la protección de los derechos de las mujeres, y el SIPINNA Guanajuato para la defensa integral de niñas, niños y adolescentes. A nivel municipal, los DIF,y las direcciones de derechos humanos a nivel municipal.

A pesar de contar con estas instituciones cuya misión es velar por los Derechos Humanos, tienen un gran problema: la debilidad del Estado de Derecho. Según el World Justice Project (WJP), México cayó en 2025 al lugar 121 de 143 países evaluados en su Índice de Estado de Derecho. Ese resultado revela serias deficiencias en justicia, transparencia, combate a la corrupción y el respeto a derechos fundamentales.

En cuanto a seguridad y violencia, Human RightsWatch (HRW) ha documentado que una proporción muy alta de homicidios no se castiga, lo que refleja impunidad extendida.

Se han denunciado abusos graves por autoridades o fuerzas de seguridad, incluyendo tortura, detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas, uso excesivo de la prisión preventiva —problemas estructurales que afectan la protección de derechos humanos.

Además, el fenómeno de la impunidad —ausencia de sanciones, negligencia institucional, falta de acceso a la justicia— continúa siendo uno de los mayores frenos para que los derechos se garanticen efectivamente.

El desarrollo y fortalecimiento de la protección de los Derechos Humanos, no ha sido fácil, millones de personas han perdido la vida. Sin embargo, las instituciones garantes de ellos, no son autónomas del todo, sus directivos, en algunos casos, están vinculados políticamente al partido en el poder, y el ejercicio llega a ser selectivo, excluyente y revictimizante.

Al día de hoy la ciudadanía sigue inmersa en el recelo y la desconfianza a la efectividad en la protección de sus derechos humanos por parte de las instituciones. La crisis de seguridad en la que vive el país, producto de la tolerancia, la complicidad de servidores públicos con la delincuencia, ahonda la incertidumbre y el temor para presentar denuncias.

Mientras los derechos humanos conquistados, no se usen y se defiendan seremos rehenes de la impunidad y la tragedia. Que tu voz no se calle, que tu corazón no se apague, sigamos reescribiendo la historia.

AL FINAL.

El 25 de noviembre de 1960, el dictador de República Dominicana, Leónidas Trujillo, mandó asesinar a palos, a las hermanas Patria, Minerva y María TeresaMirabal. En memoria de ellas, la ONU instauró cada 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. El senador Gerardo Fernández Noroña, 65 años después, y en este día de ingratos recuerdos, se lanzó con toda la violencia verbal que le caracteriza, en contra de Grecia Quiroz, viuda de Carlos Manzo, alcalde de Uruapan asesinado 24 días antes. Lo menos que dijo a los 4 vientos, fue que era fascista, y si él hubiera podido la hubiese condenado a palos por sus intenciones políticas. Eso fue atroz, pero másescalofriante fue el silencio de las instituciones y de sus personeros, que prefirieron voltear a la derechaantes que tocar con el pétalo de una rosa a tan infame caballero.