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VAN Y VIENEN PERO TODO SIGUE PEOR, Doble o nada.

José Luis Ramírez

El municipio debería ser el ladrillo principal con el que se construye la república, y el espacio físico en donde se ejerce la democracia. ¿Lo es? En teoría sí, pero nada es para siempre, ni siquiera como idea.

Como usted sabe, cada tres años se cambia el Ayuntamiento municipal, se realizan elecciones y se vota por nuevos ediles, incluyendo a quien lo preside. De cierto, hoy existe la reelección y permite que los regidores, síndicos y alcalde, puedan repetir en el cargo si se postulan y son votados positivamente.

He señalado que tres años no son suficientes para que un gobierno municipal realice con eficacia el trabajo de gestión y gobierno, pero tampoco creo que la reelección como tal sea la respuesta.

Los tiempos reales de gobierno y trabajo son casi dos años. Los tiempos de la pre, y postelección se roban casi un año de trabajo, y claro, todo lo que implica el gasto administrativo.  A manera de ejemplo puede servirnos la elección pasada. El ayuntamiento y la administración bajaron sus niveles de trabajo, por varias razones, entre otras: por la veda electoral, por la participación en campaña de funcionarios de primer y segundo nivel, por la atención prioritaria a casos y zonas de interés electoral, porque la elección es una competencia en donde participan de manera activa un porcentaje importante de trabajadores municipales.

Sí, los tiempos son breves para que se pueda realizar un trabajo que cumpla acciones y objetivos planeados que requieren de años para ser realizables, medidos y evaluados. En dos años, no aprenden no siquiera la tonada del jefe, y llegan nuevos empleados para estrenar escritorios o llaves de despacho.

Hace unos días se terminó la elección y ya se está hablando de la transición que encabezará el Presidente Municipal en funciones y el Presidente Municipal electo, es decir, la integración del Comité que se encargará del procese de traspaso de los asuntos de gobierno y administración, pero también de otro asunto de no menor interés, las liquidaciones que recibirán los miembros del Ayuntamiento.

Aclaro, existe también una partida económica para los gastos de la transición, es decir para la entrega-recepción.  (Ley para el Ejercicio y Control Presupuestal del estado de Guanajuato). Hay otros casos risibles en donde los que salen vuelven a entrar, se entregan y reciben la administración a sí mismos.

Sigo. Los 15 miembros del Ayuntamiento, recibirán a partir del 9 de octubre, un finiquito que equivale a seis meses por los “tres años trabajados”. Técnicamente se dice que es un fondo de ahorro, compuesto de 3 meses de salario que “ahorró” el síndico, regidor y Presidente, y tres meses que le aportó el Ayuntamiento. En realidad es un finiquito disfrazado, porque el dinero en su totalidad sale del presupuesto municipal, es decir, de los ciudadanos que contribuyen con sus impuestos para la creación de dicho “fondo de ahorro”.

Esa generosa liquidación del Ayuntamiento, la recibirán también los ediles que fueron reelectos en la pasada campaña, y que “seguirán en funciones” percibiendo de inmediato su salario, y su nuevo ahorro. Le doy dos nombres: Salud, y Aldo, dos regidores que no harían ni dos cuartillas con un balance de su trabajo. Además de ese pago, el ayuntamiento también pagará finiquitos laborales a decenas de funcionarios que serán despedidos, o que se contratarán para otras funciones. Hablamos de gastos por liquidaciones laborales de tres años, por un trabajo que no puede ser medido, evaluado o verificado.

Realizar elecciones municipales cada tres años es lo mismo que llevar serenata dos veces al mismo balcón en la misma noche. Desde el punto de vista económico es un gasto no solo redundante, sino un freno a la continuidad de obras y proyectos que requieren seguimiento y cumplimiento. Desde el punto de vista político, no suma a un efecto democratizador, por el contrario, la representación política de los electores es fugaz, y no permite la identificación de responsabilidades y penalidades. Para la democracia, el poder del pueblo, dos años ejercidos no son tiempo suficiente para ponderar aciertos o desaciertos en las propuestas de gobierno, ni en la identificación del sustento ideológico o político.

Si damos por hecho, que el poder de representación que le damos al Ayuntamiento es para que nos asegure la protección de nuestra persona y bienes, además de salud, trabajo, educación, vivienda, y más que nos generen bienestar, eso significa que los tiempos deben ser lógicos y razonables, por eso, es necesario ampliar el tiempo laboral del Ayuntamiento, y al mismo tiempo, es urgente una participación mas activa y directa de los ciudadanos para intervenir e influir en la toma de decisiones del Ayuntamiento.

Sin ciudadanos organizados, preparados, capacitados para la vigilancia y control de la aplicación de políticas públicas, así como para proponer iniciativas de gobierno y administración, los tiempos laborales del Ayuntamiento, seguirán siendo un negocio redituable para moros y cristianos.

 

Revolcadero.

Si hacemos una lista de los funcionarios que no deberían seguir en la siguiente administración, y los que sí lo merecen, encontraríamos muchas sorpresas. Busco recomendaciones.