Opinión

DOBLE O NADA

LA POLICIA NO HIZO LO CORRECTO

 

Al final del juego del viernes, el Ciudadano Lemus se quedó sin oxígeno. La actuación de la policía después del partido de futbol, le agujeró a disparos, su ya de por sí deteriorada imagen.

Sabíamos que la seguridad municipal estaba descabezada, a pesar de recibir en promedio 400 millones de pesos por año. Una cifra demasiada elevada para los resultados escuálidos que obtuvieron en casi tres años. Sus actos ostentosos como la adquisición de las dos camionetas blindadas en 4.3 millones de pesos; la chatarrización de las cámaras de vigilancia y la inoperancia del C-4; su tardanza de horas para llegar a los sitios donde se realizaba un ilícito; las llamadas de la desesperanza al 911; sus estrategias operativas de rancho; el deceso y desaparición de policías de manera “inexplicable”, e incluso una fuerza policiaca que se les desmoronó por atropellos de los altos mandos, y por la falta de apoyo a los verdaderos policías. Esto y mas, fue la radiografía de la seguridad pública, que propició la inseguridad mas alarmante en nuestra ciudad.

La llegada de 100 elementos de la División de operaciones de la fuerza del Estado, 200 mas de la policía militar, y 225 efectivos de la Policía Federal, sacó del atolladero en el que se encontraba la Secretaria de Seguridad Ciudadana, y la Dirección de seguridad pública. La tarea mas importante del Ciudadano Lemus, no la pudo cumplir, incluso él lo reconoce públicamente. Igualmente, el responsable directo, lo señala. No hay nada de que presumir en el gobierno municipal. Este incipiente orden que impide que la ciudad sea secuestrada por la delincuencia, no se lo debemos al trabajo municipal.

Celaya es uno de los municipios mas violentos del país, recuerde que son 2477, por ello no es ningún consuelo estar en el lugar 20, en relación a los homicidios, y en el lugar 50 de los mas violentos. Esto no fue gratis, ni cayó del cielo. Fue producto de una pésima administración municipal, y desde luego de una tortuosa y mal intencionada vinculación entre los miembros del Ayuntamiento. Esto hay que recalcarlo, sin un Ayuntamiento cohesionado, informado, activo, ninguna fuerza policiaca logrará erradicar el origen del conflicto.

Un elemento muy importante en el agravamiento de la inseguridad, fue la imposición de los mandos policiacos, no solo no conocían nuestras calles, nuestra historia, nuestras costumbres, nuestros barrios, nuestra cultura, y sumado a ello, su incapacidad profesional para tejer una estructura de seguridad de cara a los ciudadanos.

Uno de los ejes fundamentales del tema de la seguridad pública, es el de la participación social. Esta nunca fue posible porque su idea del policía no pasó más allá de catálogo de buenas intenciones, pero nunca incidió en los verdaderos conflictos que requerían de una policía capacitada para atender la violencia hacia los niños, hacia las mujeres, hacia los jóvenes y estudiantes. A la ciudadanía no se le escuchó, por el contrario, la práctica policiaca generó más desconfianza, e incluso su rechazo, y habrá que decirlo, su repudio.

Si bien es cierto, que la prevención del delito no es en sentido estricto, un tema de bandidos y policías, si es verdad que la parte que le tocaba a los cuerpos de seguridad nunca fue ni medianamente suficiente, y por el lado de la administración municipal, prácticamente jugaron un papel encubridor de sus deficiencias, que los alejó a ambos de la simpatía ciudadana.

Una manifestación clara de sus deficiencias, a pesar de las carretadas de dinero invertidos, fue lo ocurrido el pasado viernes. La contención o represión que se dio sin ningún orden ni organización puso en riesgo la vida de familias y ciudadanos que asistieron al partido de futbol, e igualmente la vida de las personas que cruzaban en sus automóviles por una de las zonas mas transitadas de la ciudad.

Los disparos de la policía, como se muestra claramente en los videos de decenas de personas que los subieron a las redes sociales, y el sometimiento que se hizo de los presuntos alteradores del orden público, es inaudito. No siguieron, o no sabían usar un protocolo de contención, o finalmente les entró el pánico y se defendieron como pudieron. Esto en una policía profesional, egresada de una academia policial, no es tolerable.

Igualmente, se muestra la falta de coordinación entre la policía municipal y protección civil, quien debió diseñar un operativo que previera que la salida de los aficionados al futbol fuera segura. Desde luego, no existe una policía capacitada para el manejo y contención de multitudes; su visión de los acontecimientos es caduca, ajena a esta nueva realidad que nos atropella. No se trata de seguir tapando el pozo después de ahogado el niño.

El ciudadano Lemus, por primera vez en su mandato, asume la posibilidad de que la policía haya actuado sin protocolos y de manera temeraria. La evidencia balística que muestran los diarios y los videos, esperemos que sean prueba suficiente para que se marque un precedente, y desde luego para que los NUEVOS ENCARGADOS DE LA SEGURIDAD de los celayenses, puedan desarrollar una verdadera estructura de seguridad pública que impida que se repitan los hechos del pasado fin de semana. Una cosa es muy evidente la POLICIA, NO HIZO LO CORRECTO.

Revolcadero.

Dicen los enterados que la fuerza policiaca municipal está tan mermada que no supera los 250 elementos. Recordará usted que hace un par de meses se compraron 1500 uniformes. Una pregunta al aire: ¿Los nuevos elementos policiacos tendrán que dar la talla de los uniformes que sobraron, o los uniformes tendrán que ajustarse a los nuevos policías? Su costo: mas de 9 millones de pesos.