Las cocineras tradicionales de Chamacuero de Comonfort son un ejemplo de expresión de la interculturalidad, las señoras de origen otomí (Hñähñu), que realizan las tortillas ceremoniales representan la tradición viva, muestra de las diversas manifestaciones de una minoría de su localidad, enmarcadas no solo como tradición cultural, sino en la visibilidad de su etnicidad, lengua y pertenencia religiosa, que se resiste a desaparecer ante los embates de la globalización.
Uno de los atractivos de Comonfort es sin duda su gastronomía, la designación de pueblo mágico en 2018, se debió en gran medida a su gran riqueza en el patrimonio inmaterial, y material, entre ellas su sabrosa gastronomía.
Su designación, también respondió a una serie de factores realizados desde el año 2010, por parte de Gobierno del Estado que buscó fomentar las tradiciones inmateriales para atraer turismo nacional e internacional.
Las tortillas ceremoniales, son una producción única de la zona, y las cocineras las han dado conocer por su valor cultural único en Comonfort. Por ello algunos autores se han dado a la tarea de escribir sobre ellas, de la recopilación documental existente, uno de los escritos con mayor significación es el de Tortillas Ceremoniales (2010), realizado por el Instituto Estatal de Cultura, el libro es el resultado de una investigación histórica de la zona de San miguel Allende, y Comonfort; al mismo tiempo se realizó un documental, cuya producción estuvo a cargo del Centro de las Artes Guanajuato, donde se detallan la historia y el entorno social en la cual se hacen las tortillas ceremoniales. Rescata algunas voces de las mujeres, como importantes transmisoras de una tradición familiar, en la comunidad con un sentido de pertenencia e identidad religiosa.
El interés por dar a conocer las tradiciones de Chamacuero de Comonfort, se ha expuesto también como una buena fuente para fomentar el turismo y por lo tanto la economía de la localidad. Por ello se elaboró un plan en 2016 para impulsar a Comonfort como pueblo mágico, denominación dada en 2018, en gran parte por su valoración a la riqueza inmaterial que posee.
Del 2012 a la fecha la Secretaría de Turismo del Estado de Guanajuato, ha registrado 101 cocineras tradicionales aportando más de 300 recetas de rescate a la historia viva del patrimonio inmaterial de Guanajuato.
Por medio del área de Fomento Artesanal, reciben ayuda las cocineras tradicionales, porque son base fundamental en los eventos para promover el turismo, de esta manera invitan a las “mayoras” y les conceden lugares para venta de su comida; uno de los foros con mayor representatividad es el Festival de la tortilla, la salsa y el molcajete, que se realiza en Comonfort.
Desarrollo Económico del municipio, les ayuda adquirir con financiamiento equipamiento para seguir realizando sus actividades.
Actualmente, el gobierno de Comonfort, promociona su comida, con restaurantes sobre todo de San Miguel de Allende, pocas son las que han decido comercializar sus productos, ellas tienen una desconfianza natural.
“En general las cocineras tradicionales tienen mucha desconfianza, de hecho, hay muchas que no se acercan, el tema es que creo que les han prometido mucho anteriormente y la realidad pues no es así, en cuanto a fomento ha sido limitante, todos los apoyos nosotros los recibimos de gobierno del Estado, lo que estoy implementando es estructurar una proveeduría formal para que ellas vendan en San Miguel de Allende”, explica Jorge Álvarez Flores, Director de Desarrollo Económico del Gobierno municipal de Comonfort.
La tradición de las tortillas ceremoniales es propia de la región otomí, y Chamacuero de Comonfort tiene la fortuna de pertenecer a esa zona de influencia cultural, los lugares en donde se ha localizado la realización de tortillas ceremoniales actualmente es en las comunidades de Morales, San Pedro, Orduña, Rinconcillo, San Jerónimo, San Agustín, La Palma, Delgado de Abajo, El Tlacuache (hoy colonia Álvaro Obregón), Peña Colorada y Agua Blanca, en casi todos los asentamientos a lo largo del Río laja.
Hoy parece natural la manera en que se come en la sociedad globalizada, a prisa, con alimentos procesados, con horarios limitados y muchas veces en soledad, aunque el lugar este repleto de almas que requiere la fragmentación internacional del trabajo; y como paradoja de la masificación, ayuda a la revitalización de costumbres como las de María Consuelo Venancio Mesita, embajadora y representante de las cocineras tradicionales en Guanajuato, quien es originaria de la comunidad de Orduña.
Prácticamente todo lo que se encuentra sobre tortillas ceremoniales tiene como referente a la señora María Consuelo, quien ha participado en exhibiciones de cocina tradicional en Guanajuato, España, Estados Unidos de Norte América, y en foros de México.
Su vida incluso es motivo de varios documentales, el último denominado “traspasando fronteras” compitió como una de las mejores historias en Inglaterra, en este 2019.
Mujer de 43 años, María Consuelo, originaria de la comunidad Delgado de Abajo, ha logrado que algunas mujeres de su comunidad, después de ver su experiencia, se animaran a sacar sus sellos olvidados; aquellos arrinconados en algún espacio de la casa, en donde yacía un recuerdo de la abuela, de la bisabuela, de sus madres y hoy las nuevas generaciones realizan tortillas ceremoniales.
En Guanajuato hay 14, 835 personas que hablan una lengua indígena, en este caso la lengua otomí o nñahñú.
Otra cocinera tradicional es la señora Celia Juárez, quien se inscribió en el padrón de las mayoras, denominadas así por su sabiduría y gusto por la cocina.
Ella vive en la comunidad de Orduña, hace años se dio a la tarea de buscar un sello y para no pedir prestado, incluso ella misma hace los suyos, en madera de pino, porque es más fácil de tallarla respecto al mezquite, en una visita a su casa se pudo observar su trabajo, de lejos su marido no le ayuda, solo la ve.
Ella siente que con la llegada de turistas las familias deben de aprovechar y salir a vender sus tortillas ceremoniales, cuando se puede ella también vende sus sellos ceremoniales, el último que hizo fue con la imagen de “Comonfort Pueblo Mágico” su mercado principal es al igual que el de Consuelo Venancio, San Miguel de Allende.
Para la señora Juárez es importante comercializar las tortillas, porque es una entrada de dinero, que por otro lado es difícil ganarlo.
“Tengo dos hijas en la escuela y mi hijo, también me ayuda, le digo hay que buscar de donde trabajar, su servidora va y corre en bicicleta, a mi esposo no le gusta, yo vendo mi docena de tortillas ya sea a 25 o a 30 según sea el caso. Ahorita estoy tallando uno (sello ceremonial) para una boda en San Miguel de Allende…ya si ando aquí o fuera del Estado llevo mis tarjetitas y las reparto, tengo la suerte de vender aquí también en mi casa desde hace 17 años, yo vendía tortillas hechas a mano, y encargue a un señor de aquí un sello, nunca lo terminó, mejor se murió, y ya estuve viendo cómo hacer un sello hasta que aprendí…significa para mí hacer mis tortillas un celebrar la alegría de compartir y es un gusto tan grande”, dice Celia Juárez.
Ellas forman parte del padrón de cocineras registradas, en el municipio hasta ahora oficialmente tan sólo son 18. Sin embargo la cocina denominada tradicional, esta por todas las comunidades.
El historiador oficial de la localidad, Carlos Rojas Gómez considera que hay repercusiones muy fuertes al exhibir y sobreexplotar las riquezas materiales e inmateriales de las tradiciones, reflexiona que no deberían venderse las tortillas ceremoniales porque pierden todo sentido.
“Es bien complicado trabajar con las cosas de la tradición y de la historia cuando se vinculan con el turismo, empiezan a perder el sentido, me preocupa porque quieren comercializar la tortilla ceremonial y abrir un puesto, pues sí, me moleste mi postura es que la tortilla ceremonial tiene otro sentido, no solo es para que alguien venga y se admire por bonita, ya que debe de dársele otro significado. No puede ser comercializada, ya muchos pueblos se quejan , que cuando comienzan a ser turísticos como en San Miguel de Allende, a la gente nativa ya no les gusta en lo que se están convirtiendo sus tradiciones”.
Carlos Rojas, menciona que la idea para el turista de nombrar “cocinera tradicional”, es un reinvento, que lejos de valorarlas las ha colocado en una vorágine del consumismo:
“El decir que son cocineras es una reinvención porque en realidad mucha gente en las comunidades siempre ha cocinado, y aquí en la propia cabecera municipal siguen siendo las mujeres las que heredan de sus madres, todo lo relacionado con la cocina, te digo porque aún se conserva la ida al molino, el proceso de nixtamalización, su costumbre de hacer tortillas, la comida sigue siendo lo que les da el campo o lo que pueden obtener de su trabajo , habrá que ver cuántas de ellas se asumen con ese concepto, sólo porque las llaman así institucionalmente”.
Dos vertientes tienen los lugares que son impulsados al turismo nacional, comercializarse o conservarse en sus tradiciones puras, es la dicotomía de la modernidad globalizada.
Las cocineras tradicionales, a través de sus productos como las tortillas ceremoniales, son una muestra de la interculturalidad, para las señoras inscritas en el padrón de cocineras tradicionales de Comonfort, la idea de preservar y mostrar a quien los visite los saberes ancestrales que en un tiempo fueron olvidados, es motivo de orgullo.
Con el tema del “Pueblo Mágico” han vuelto a resurgir, historias de éxito como en el caso de Consuelo Venancio, quien es una de las cocineras tradicionales que ha puesto en alto en nombre de Comonfort a nivel internacional. Y gracias al empeño que Desarrollo Económico del municipio, así como Turismo han trabajado ya por varios años en integrar un padrón de mayoras que forman parte del valor cultural no solo de Guanajuato sino a nivel internacional.
Producto del mestizaje cultural, entre pueblos indígenas otomíes y españoles, actualmente pueden observarse, tradiciones de día de muertos, más de 20 danzas mestizas, con indumentarias fascinantes, dedicadas a los santos patronos, los desfiles de concheros y danzantes, las festividades por la virgen de los Remedios, la fiesta a San Francisco de Asís, la realización de tapetes monumentales de aserrín y el gran simbolismo religioso que representan las velaciones en semana Santa. Algunas nuevas formas de muestras culturales adoptadas a partir del siglo XX se reflejan en las fiestas de colonias y barrios.