Su servidor entiende de feminismo porque una mujer hace algunos años se sentó a explicarme las nociones mínimas con peras y manzanas contestando mis preguntas con enorme paciencia, y porque a partir de ahí comenzó un largo proceso de autodidáctica y cuestionamiento hacia mi historia personal.
Ya lo decía el cantautor Juan Salvador, en su éxito “Hoy comí con el abuelo”: “No hables de lo que no sepas, y al hablar se muy sincero”. En este orden de ideas, del mismo modo que si me pusieran a dar una opinión acerca de aeronáutica, una disciplina de la que no conozco nada lo más probable es que terminaría diciendo una sandez, de esa misma calidad se leen todos los comentarios y opiniones en redes sociales criticando o mofándose de una serie de formas de concebir la realidad como lo son la infinidad de feminismos existentes por parte de personas que no se han ocupado de entender por lo menos uno de ellos.
Dicho lo anterior y a sabiendas de que esta columna no debía publicarse durante el 8M, creo estar en la posibilidad de comentar hoy que mi proceso de posicionamiento de cómo comportarme frente a las realidades del feminismo han cambiado de manera drástica a través de los años, llegando, de momento, a esta conclusión: estorbar lo menos posible, ayudar a la creación de políticas públicas paritarias y, de tener que usar mis privilegios, usarlos de forma en que beneficie a su lucha.
En este tenor, por ejemplo, tuve la posibilidad de crear en este trienio la iniciativa para consignar el acoso callejero como falta administrativa, es decir, multa y barandilla a los piropos y sus derivados. El proceso de esta iniciativa (que se quedó en el tintero del trienio anterior) es lo que me interesa presentar.
Fuera de lo tortuoso que es modificar un reglamento, en este caso el Bando de Policía y Buen Gobierno, hay qué mencionar que particularmente las regidoras panistas Raquel Trejo e Isabel Herrejón hicieron una constante muestra de su falta de formación en materia de género formulando interlocuciones muy lejanas de lo brillante y que entorpecieron por meses el trabajo en la Comisión de Igualdad de Género. Esto será importante unos párrafos más abajo.
Durante las diferentes mesas de trabajo interdisciplinario para esta propuesta, hubo grandes avances mientras el asunto no importaba, quiero decir que hubo una serie de reuniones a las que solamente asistieron representantes de las y los titulares de las dependencias, se trató de personal operativo instruido en el tema y con el conocimiento necesario, pero para cuando el tema importó, es decir, cuando estuvo a punto de concretarse, las y los funcionarios comenzaron a asistir y a hacer preguntas que ya se habían superado hace un mes y a hacer propuestas que ya se habían hecho y descartado en juntas pasadas. Este tipo de historias es muy común en el gobierno municipal, por cierto.
Una vez en este punto, quedaba por cerrar la parte de las medidas coercitivas, donde quiero reconocer el aporte de mi amiga y entonces compañera de trabajo, la licenciada Alejandra Burton, una abogada con perspectiva de género (no abundan) quien realizó una serie de propuestas y justificaciones que sistemáticamente fueron rechazadas por la titular y el personal del INSMUJERES, pero que, por arte de magia, cuando yo decía la misma cosa con otras palabras, decían que tenía razón. Alejandra con justa molestia me preguntó por qué, y la respuesta era obvia: soy hombre.
Tiempo después comenzó una serie de desapariciones simultáneas de mujeres jóvenes en esta ciudad, dado mi trabajo como asesor en la fracción de MORENA ideé una iniciativa de comisión y/o acuerdo de Ayuntamiento para instar al ciudadano presidente municipal a solicitar de manera pública el otorgamiento de todas las facilidades para que se emitiera la alerta de género, un mecanismo nacional que libera importantes recursos financieros para atender y prevenir la violencia contra las mujeres en los estados, mecanismo no activado a esas fechas sin importar el clamor de importantes sectores de la sociedad guanajuatense.
Me tocó estar enfrente del escritorio del ciudadano mencionado para darle a conocer esta iniciativa y presenciar su visible inconformidad, saliéndose por la tangente y usando (vaya que lo usa) de escudo el caso de una pérdida reciente en su familia.
Al día siguiente en la comisión correspondiente es donde vuelven a adquirir importancia las regidoras panistas Raquel Trejo e Isabel Herrejón, sobre todo esta última, mostrando una férrea convicción para evitar que el presidente de las celayenses pidiera ayuda para que ya no las maten. Traían toda la línea y, mediante un uso cuestionable de la interpretación de los reglamentos, lograron su cometido. La alerta de género sigue sin emitirse, por cierto, y aunque no es la panacea, no deja de ser urgente.
Dejo grabado esto en piedra: me consta que el ciudadano presidente, Javier Mendoza Márquez, se opone de manera activa a la emisión de la alerta de género para ayudar a palear la problemática en uno de los municipios más feminicidas del país con todo lo que ello conlleva y, con eso por delante, estará nuevamente en la boleta y, con él seguramente, parte del equipo que al día de hoy le ayuda a afianzar esa postura dentro del cabildo.
Para cerrar este punto quiero aclarar que no manifiesto tener entendimiento del feminismo y las acciones hechas por mí a favor de las mujeres para conseguir algún tipo de aprobación, y la razón es un poco agria pero muy de este siglo: soy hombre, y por esa simple condición puedo transitar por esta vida sin la necesidad de buscar esa aprobación. Si pongo esto en la mesa, en cambio, es porque considero que hay varios puntos aquí que no están en la discusión social local y deberían estarlo, puntos que creo poder resumir en esta alarmante afirmación: No hay perspectiva de género en ningún puesto de toma de decisiones en el gobierno municipal de Celaya. Y así camina el Municipio. En harapos ideológicos.
ESTÁN VIENDO Y NO VEN…
Todavía con la pintura fresca en el primer cuadro por el 8M, hubo un ataque hacia la candidata a la gubernatura por MORENA, Alma Alcaráz, por la designación de Gisela Gaytán como candidata a la presidencia municipal. Un ataque público a dos mujeres en medio de la estela del 8M.
Ese acto está mal desde donde se vea, quienes construimos ese instituto político desde el ladrillo uno sabemos que MORENA es el único afectado, y con estas acciones lo único que se consigue consolidar no es la democracia partidaria, sino la continuidad del panismo.
Ante la inconformidad ante la que se tiene todo el derecho las instancias existen, me ha tocado estar ahí más de una vez, los procesos estatuarios existen, vamos, al final del día saben perfectamente dónde viven los líderes que cabildean estas cosas y ahí no hay ninguna pancarta.
Bueno, en última instancia, si lo que se busca es el respeto al estatuto, hasta donde recuerdo este documento prevé la expulsión para las y los miembros que dirimen asuntos partidarios en público.
Así no se hace política, así no se construye partido, así no se vence al PAN.
Cambiando de público: Presidente ¿Ya vio los tendederos y la barda de San Agustín?