Celaya, Gto. Abril 7.- Hoy que por todos los medios se hace promoción a la venta de lentes especiales y vidrios ahumados del número 14 mínimo, para poder observar durante intervalos de cinco segundos y descansar 10 para volver a verlo, con el eclipse solar que se registrará mañana lunes 8, recordé que hace 33 años con el otro también de sol, las cosas fueron totalmente lo contrario.
En ese año, 11 de julio de 1991, el alcalde de esta ciudad era precisamente Javier Mendoza y ya casi para finalizar su trienio.
Días antes, o también semanas, la televisión “bombardeó” de anuncios y recomendaciones para evitar que los ciudadanos no vieran el espectáculo celeste directamente, con la advertencia de que si lo hacían “corrían el riesgo” de perder la vista irremediablemente “para siempre, o daños permanentes de visión sin remedio”, según decían.
Las recomendaciones obviamente que impactaron entre la mayoría de la población, que optó por encender la televisión durante todo el día, para ver el avance del eclipse, de cómo la sombra de la luna, se proyectaba sobre una parte del planeta tierra, y en la que afortunadamente pudimos ver que se registró una oscuridad total como si fuera de noche durante varios minutos, y el comportamiento de los pájaros del jardín que buscaban sus ramas para “dormir”.
En una de las oficinas de presidencia municipal, que era de recepción, frente a la puerta de Jorge Arredondo Gutiérrez, -QPD- secretario del Ayuntamiento, -aunque ahora todo está cambiado y nada qué ver con esos días-, había una televisión encendida, de la que nunca supe quién la llevó, pero estaba a un lado o sobre el escritorio de Luz Ma, que trabajaba para la Oficialía Mayor y del secretario del Ayuntamiento.
De esta manera, el personal de esas áreas estaba pendiente del fenómeno, pero sin salir para observarlo directamente, para evitar riesgos en la vista, según recomendaciones a través de los “bombardeos” de precauciones, que hacía la televisión con mucha anticipación, aunque más el día del fenómeno astronómico.
Sin embargo, la curiosidad de algunos funcionarios y empleados de la presidencia, convencieron al alcalde Javier Mendoza para ver el fenómeno a media calle, y como muchos lo seguimos, los elementos de tránsito, cerraron la circulación.
Todos comentaban las recomendaciones de no mirar el fenómeno directo, cuando de repente le salió la ocurrencia al hermano del “Padre Pistolas” que formaba parte del grupo, y dijo que no se perdería el fenómeno de verlo directo, al tiempo que volteó al cielo con un ojo tapado con la mano y dijo, “si me quedo ciego, que sea de un ojo y no de los dos, pero no me lo pierdo”, y todos festejaron la ocurrencia.
La restricción a no voltear a ver directamente el fenómeno se hizo con el solo propósito: El control comercial, pues, durante todo el tiempo que duró el fenómeno, antes y después, con los comentarios y explicaciones de los expertos y astrónomos de la UNAM, estaban intercalados con cientos de anuncios de todo tipo, desde jabones, pastillas para la tos, y todo lo que las empresas y particulares pudieron pagar.
Cuando pasó todo, vinieron las reflexiones y todos comentaban y se preguntaban: “A lo largo de toda la historia, ¿cuántos eclipses han pasado, y quién sabe y nos dice: cuántos casos de ceguera se registraron por voltear a ver al sol directamente en un eclipse? Obviamente que nadie contestó, pero el plan comercial ya estaba hecho y con magníficos resultados para las empresas televisoras.