Ataques. Violencia. Respuesta insuficiente.
No nos debería de sorprender que las noticias en nuestros días nos comuniquen de ataques en distintos ámbitos, de distintos perfiles, con distintos lenguajes, con distintos efectos…. pero si nos debería de sensibilizar para ver nuestros entornos cercanos y tener protocolos de respuesta, de prevención, de educación y participación social.
Los ataques que generan diariamente las líneas radicales de grupos del estado islámico en Kirkul, los cristianos están siendo decapitados en Irak, los fenómenos de migración en Europa que ha despertado nuevas y violentas conductas de discriminación hacia los refugiados que piden ayuda en los países europeos… parece que están tan lejos de nuestra realidad, a miles de kilómetros de distancia y sin embargo las redes sociales y los medios de comunicación nos han puesto tan cerca de los acontecimientos.
Las condiciones de descomposición social, la convivencia en riesgo permanente ha generado nuevos perfiles sociológicos que sin ir al otro lado del mundo vemos de cerca, que las motivaciones tienen menos ingredientes de fanatismo religioso y muchos más derivadas de la corrupción de las autoridades y sectores de la sociedad que han encontrado medios propicios para delinquir de la mano con las autoridades que se combinan entre la falta de compromiso con el servicio a la sociedad, mediocridad e incompetencia en sus niveles de respuesta. El hecho es que todos los días vemos asesinatos dolosos, crímenes indescriptibles, frustración derivada de las resoluciones de las autoridades judiciales que no parecen interesadas en contribuir al orden constitucional y por el contrario irritan a la sociedad por la vaguedad y frivolidad de sus resoluciones y ahora de sus precauciones.
A fuerza de intentar mantener el optimismo, las discusiones sobre los nuevos presupuestos del país podrían considerar recursos enfocados al trabajo preventivo, de educación cívica, con visión enfocada al compromiso que la generación millennial puede asumir y orientar para bien de toda la sociedad, es decir, los jóvenes vistos como la opción estratégica para llegar al fondo de la transformación de estructuras sociales; es la generación que puede evolucionar los contenidos en las redes sociales para comunicar al país mejores oportunidades, necesitan oportunidades que no les está ofreciendo el sector productivo y la miopía e incompetencia de los gobiernos no les da más que para "programas asistenciales", que sirven para "justificar" el gasto, lo que cada quien quiera entender, es decir, no importa si no generan desarrollo, con que se justifique la aplicación del recurso y se cumpla el objetivo de "colocar" el recurso, sin medir el impacto en los resultados, especialmente si se quiere ser productivo.
Son los jóvenes y su compromiso institucional, sea de escuelas o de empresas, una gran fortaleza para la nación mexicana, en la medida que tengan oportunidades y espacios de comunicación productiva. Son opción para trabajar en la seguridad cibernética y por tanto en la generación de información para alimentar las fuentes de información que prevenga acciones de la delincuencia. Los jóvenes de los postgrados tienen mucho que aportan en el manejo de aplicaciones y herramientas digitales para contrarrestar la acción de los delincuentes (los que dañan directamente a la sociedad y lo que con la función de servidores públicos afectan el tejido social)
No tardamos en ver acciones descomunales que tumban a gigantes de la WEB, como recién sucedió el jueves pasado con el proveedor de nombres de dominio (DNS), DYN fue afectada por hackers en un ataque de denegación de servicio, afectaron a redes sociales muy importantes en varias zonas del mundo, especialmente en Estados Unidos. Los atacantes usaron cientos de miles de aparatos conectados a internet, es decir, estamos hablando del internet de las cosas, temas nada nuevos para la generación Millennials, también podríamos ver acciones concertadas desde internet para resolver con información en tiempo real problemas que afectan a la seguridad de las personas.
Mientras las autoridades siguen pensando en soluciones que requieren infraestructura del siglo pasado, acciones de carácter reactivo y el riesgo, como ya está sucediendo, de violaciones a los derechos humanos de manera recurrente.
Nada justifica la incompetencia de los poderes, de las autoridades en materia de seguridad, de los jueces y magistrados… por más que demanden recursos para su protección personal, por los riesgos que representan los asuntos que atienden. Se siguen tomando decisiones con estructuras y estrategias del siglo pasado. La desgracia es que derivado de su incompetencia y de su corrupción los delincuentes actúan con holgura, sin riesgo…y la sociedad sigue pagando el precio con muertes inocentes y daños patrimoniales.
Hasta la próxima PROSPECTIVA.
José Gerardo Mosqueda Martínez,
Presidente del Instituto de Administración Pública de Guanajuato
presidente@iapguanajuato.org, gmg@gerardomosqueda.com.mx
gerardomosqueda/ mosquedagerardo