Opinión

DOBLE O NADA

Una historia de animales

Por: José Luis Ramírez

La razón, ciertamente, naufraga. Pero sabe nadar. 

Andres Neuman

 

Guanajuato es perrero de corazón, es uno de los Estados de la república, en donde más de la mitad de la población tiene un perro en casa, según el INEGI. Partiendo de esta situación, lo lógico ha sido desarrollar una política pública para enfrentar las historias de animales que obligadamente se presentan.

Celaya ha escrito su página animal en el marco de la Ley de protección estatal para los animales domésticos. Desde luego, la presión social generó esta iniciativa, y en consecuencia el municipio creo el Consejo Consultivo Ciudadano para acompañar la toma de decisiones del Ayuntamiento sobre este asunto.

Un tema tan peludo como éste, fue una oportunidad que se les presentó a los funcionarios municipales para emprender una lucha interna por los ascensos políticos, y por los beneficios que representaría encabezar el “liderazgo” en la protección animal. La Dirección de Ecología o Medio Ambiente por un lado, encabezada por Gastón Peña Maldonado,  y por otro lado Antonio Rodríguez quien encabezaba la Dirección de Desarrollo Social,  hoy está al frente Alejandro Medina

Como usted sabe nuestra historia de perros y gatos se había desarrollado por muchos años a través de lo que conocíamos como “antirrábico”, este sitio al paso del tiempo se ha modificado y ahora se conoce como Centro de Protección Animal CPA. Bien, este lugar cuenta con camionetas transportadoras, incinerador, trabajadores, 2 consultorios, 3 veterinarios, 8 capturadores,  espacio para 85 perros, una unidad móvil para intervenciones quirúrgicas, además del apoyo de un departamento jurídico con 2 abogados y 1 verificador,  claro,  para el seguimiento de las denuncias públicas.

Desde luego el Doctor Jesús Mendoza Navarro, quien es el coordinador de salud municipal  tiene bajo su responsabilidad directa el antirrábico CPA, y es quien atendió atinadamente la epidemia de dengue que casi nos mata el año pasado. Pero, a decir de los ciudadanos, el “antirrábico” ha mejorado en muchos sentidos. Está por demás, señalar que la proliferación de animales en la calle y en las casas, desde luego que tiene que ver con un tema de salud.

El flamante disputante por el control animal, la dirección de Medio Ambiente, tiene una infraestructura que lo va a dejar congelado: 1 veterinario zoosiquiatra, y un clon de reglamento idéntico al del CENTRO DE PROTECCIÓN ANIMAL, pero se diferencia porque se denomina Centro de ASISTENCIA animal (CCA).  Los temas de contaminación visual, auditiva, emisiones contaminantes al agua, al aire, la tala ilegal, la basura, eso que debería ser su preocupación fundamental, se está dejando a un lado para colarse al sonoro ladrido y maullido de gatos que bien puede ser un buen incentivo económico.

Usted se preguntará cómo es posible que existan dos dependencias pujando por la titularidad de este asunto tan peludo, y en donde el Ayuntamiento está hecho bolas, porque además ya existen dos reglamentos que le dan sustento “legal” a esta desmesurada intentona de repartir la croqueta a diestra y siniestra,  a cuenta y tiempo de la ciudadanía.

A comienzos de este año, a decir del Consejo Consultivo Ciudadano, fueron convocados por Medio Ambiente, de un día para otro -lo señaló de forma literal-, para informarles de la construcción y adjudicación del Centro de Asistencia Animal, ubicado casualmente a uno metros de las instalaciones que ocupa esta Dirección municipal, en el Parque Celanese.

Este Centro de Asistencia Animal, que repito solo tiene un veterinario zoosiquiatra, cuya especialidad es trabajar en el comportamiento de los perros y gatos, se levantaría sobre la infraestructura ya edificada. La remodelación y adaptación tendría un costo de cerca de 4 millones de pesos, para albergar 22 espacios para perros. Y aclaro, no espacios abiertos, sino jaulas de confinamiento, porque dicho lugar es de aproximadamente de 8 por 4 metros.

Leyó usted bien ¡¡Cuatro millones de pesos”, con dicha cantidad usted podría comprar dos residencias con dos niveles, acabados de lujo como mármol, maderas exóticas, jacuzzi, vestidor, áreas jardinadas, espacio techado para tres carros. Contraste usted. Pero eso no es todo, de acuerdo al Reglamento, después de diez días de alojamiento en ese carísimo sitio, se mandarían a los animales para su sacrificio.

Recuerda que mencioné adjudicación, pues bien, una política pública, que se crea o diseña para resolver un problema que afecta sensiblemente a la sociedad, está hecha o financiada por dinero de los contribuyentes, por ello resulta absurdo y grotesco que al final se ponga en manos privadas.  Sí, ese día que citan al Consejo Consultivo, le informan que el millonario Centro de protección animal, será adjudicada para su administración a una organización civil, denominada “Patitas callejeras”, que dirige ni más ni menos, la tía del resbaladizo regidor de nombre Israel Herrera, que se ha distinguido por sus afanes mercantiles, y por su deslealtad al ciudadano Lemus.

Resumiendo, existen dos dependencias municipales disputándose como perros y gatos la tutelación de los animales domésticos en calle y en casa: una (CPA), que tiene infraestructura, experiencia, equipamiento, y que ha sido hasta el día de hoy la que mantiene controlado ese tema; y otra dependencia: Medio Ambiente, que intenta entrar a ese ámbito (CCA), sin nada en las manos, y dejando a un lado sus obligaciones fundamentales, pero interesado porque está de por medio el dinero invertido en una mediocre instalación construida a precio de oro, y por otro lado, el contubernio político con un regidor –ya innombrable- y su tía, cuyas patitas callejeras, parecen encaminarla a dar un mal paso.

El Ayuntamiento electo, que entrará en funciones el próximo diez de octubre, tendrá que poner orden y sensatez a este enredo de intereses políticos, despilfarros, y tranzas. No se requiere mayor inteligencia para desenredar esta madeja nauseabunda. El tema del bienestar animal y la política pública para protegerlos, es un tema que tendrán que platicarlo cara a cara con las organizaciones ciudadanas, que son las que sudan la gota gorda para proteger a los cientos de peludos que abandonados deambulan por nuestras calles.

Revolcadero. Estas líneas de opinión fueron escritas con información del Consejo Consultivo Ciudadano para el bienestar animal, con información de Alianza Ciudadana, Transparencia, y agrupaciones como Salvani, Acupa, Respetame A.C.