Opinión

DOBLE O NADA

Por: José Luis Ramírez

AMLO: saltos de muerte.

Cada seis años los mexicanos encendemos una veladora y una ilusión que termina por perderse en en el curso de los siguientes seis años. Carlos Fuentes decía, Un Presidente no hace, no se hace. Es un producto de la ilusión nacional –o de la alucinación colectiva-. ¿Alucinamos o nos ilusionamos? esa es la cuestión.

Un hombre que ha brincado los saltos de la muerte política ha sido el ciudadano López, y le aseguro no se ha caído en el intento. Si afirmáramos que el avance del ciudadano López Obrador en esta guerra electoral, es fruto de una estrategia coherente, sería una necedad imperdonable. No voy a ir muy atrás para fundamentar lo anterior. Le comento, el Pri en el curso del gobierno de Epn, casi seis años, comenzó perdiendo la primera batalla: la moral. Un jefe inmoral, tiene como lógica un ejército desmoralizado, y es seguro que pierda cualquier escaramuza. Por eso, hoy vemos con justificada interrogación que Amlo en la carrera por ganar la presidencia sea  prácticamente inalcanzable. Sin embargo su actitud triunfalista, puede darle sorpresas inesperadas.

Realmente, el fortalecimiento interno de Amlo y Morena, y en eso no hay que dudarlo, ha sido su capacidad de desfondar al Prd, para nutrir el Partido político que hoy dirige. Su habilidad para moralizar desde la tribuna pública, ha sido fundamental para atraer una ciudadanía ávida de decencia en la vida de los políticos y la política. No hay mucho que descubrir en el discurso de Amlo, no hay mucho que hacer en el terreno de las ideas: su tema es simple, no robar, no mentir, no traicionar. En nuestro país que vivimos los comportamientos mas despreciables, eso es oro molido.

El Pri, el Pan, el Prd se han caído solos. Su actitud insensible, omisa, mentirosa, encubridora y finalmente desfachatada ha convencido a los votantes para tomar distancia de ellos. Los discursos de Amlo no los despeinan, si fuera solo eso, no tendrían de que preocuparse. Pero la gente, los votantes han rechazado su conducta, hoy prácticamente se mueven entre el repudio y la aceptación sumisa. Estos partidos no entienden que la causa de su caída es su conducta. El señor López hace lo que todo político realiza para fortalecerse, sumar aliados que cuesten poco, pero que pesen mucho. Su estrategia es ganar, y mucho ganaría este país si los enunciados básicos de su discurso se cumplieran. Los otros tres competidores, estoy seguro, que a estas alturas, su estrategia solo es evitar que corra a agua a sus pies de barro.

Mirar a Amlo como un hombre ajeno a la gente es despreciar la historia, despreciar a quienes han votado por él. De cierto, no es Prometeo que traerá el fuego para aliviar nuestros males y carencias. Hacer expectativas mas allá de lo razonable es un error. Pero atendiendo a un parámetro que nos acerque racionalmente a su impacto en la vida nacional, debo decirlo que en las últimas dos elecciones federales en donde él ha sido candidato, ha obtenido mas votos que  sus competidores. Eso no se puede pasar por alto.

Sumando los votos de las elecciones 2006 y 2012 el ciudadano López obtuvo 30.5 millones de votos; el partido azul 27.7 millones de sufragios; el tricolor, 28.5 millones de votos. En el 2006, si hubiese hecho alianzas con los de abajo, es decir con el Ezln, hubiese ganado sin ningún problema la elección presidencial, recordemos que perdió por menos de 250 mil votos frente a Felipe Calderón. Pero, el Ezln y Amlo habían roto relaciones debido al bloqueo que el Prd, hizo a los acuerdos de San Andrés Larrainzar, que por cierto, eso hubiera cambiado la suerte  de 11 millones de mexicanos que hoy siguen viviendo en las condiciones mas terribles de pobreza. En ambos, una equivocada estrategia de confrontación los sepultó.

Quizá uno de los temas sensibles de una estrategia ganadora es sumar aliados, y no perder los que se tienen. No dejar que los peces grandes se coman a los chicos,  o en su defecto dejar que se enfrenten, hay que mediar, conciliar. Esa es una idea ganadora, no la imposición, no la sumisión, sino ideas.

Si usted observa con cuidado las cifras de los tres eventos electorales de este siglo, advertirá que el Pan y el Pri han mantenido una votación promedio, pero el Prd, cuando estuvo Amlo al frente, creció de 3.2 millones a 15.8 millones de votos, ese crecimiento no es porque vivamos en el reino de la abundancia, la paz y la felicidad, es por el contrario. Desde luego, tampoco ese crecimiento fue  gracias a su modo peculiar de pronunciar la jota o la ge, y es, sin pensarle mucho,  imputable a quienes medran con el gobierno. Algo tiene el ciudadano López, que no tienen los otros, de cierto eso también despierta pasiones, desde las exacerbadas a favor, como las que están en contra. En política no hay perdón al enemigo, pero recordemos que él nunca ha pisado la cárcel, y vaya que padecemos un sistema que criminaliza a las víctimas, y crea culpables cuando son enemigos del sistema. Desde hace años Amlo es el enemigo del sistema político.

Hoy el ciudadano López, como en la fábula del conejo y la tortuga va muy delante, esperemos que la vanidad no lo traicione, y que no deje fuera a los aliados más importantes de un gobierno democrático, la gente, los de abajo, los que padecen para llevar una vida decorosa a sus familias. Nadie le está pidiendo extremos ideológicos o económicos en sus posturas. Para los ciudadanos es suficiente que no mienta, que no robe y no traicione. Si así fuera, entonces desde abajo podríamos empezar a reconstruir este país. Urge.

Revolcadero. Es una pena que arriba los Partidos Políticos se repartan las candidaturas como si fuera un botín, y abajo, a los ciudadanos les pidan que voten por ellos.