Opinión

DOBLE O NADA

SISMAC: Detrás de la cruz se esconde el diablo.

Por: José Luis Ramírez

Detrás de la cruz se esconde del diablo, decían los antiguos clásicos del cerro de la pureza. Como usted sabe, hace 18 años el proyecto del Sistema de arte y cultura de Celaya, fue reelaborado, debatido y expuesto públicamente como una forma de revitalizar las instituciones culturales. El Focrear que aglutinaba algunas decenas de artistas, promotores culturales, intelectuales y artesanos lo puso en la mira de la atención institucional. Fue hasta el 2002 que se constituyó de manera poco vigorosa y bastante trucada. De hecho se hizo un sumario de instalaciones en una sola administración con una dirección acotada y subordinada de manera maliciosa. La inercia de los años fue poniendo los pocos cambios, unos para bien, otros para restarle independencia política, autonomía financiera, y obligaciones laborales.

Esa idea de crear el Sismac, podríamos señalarla en el mejor de los casos como una política pública, que daba “respuesta a un problema”, o bien para “generar estados de cosas deseables para la colectividad”. El 6 de septiembre del 2002, oficialmente se constituye de la manera siguiente: “Organismo Público Descentralizado del Municipio, que se denominará Sistema Municipal de Arte y Cultura de Celaya”, con personalidad jurídica y patrimonio propios, que tenga como atribuciones fundamentales: establecer las condiciones para desarrollar, promover y fomentar la cultura y las artes de todos los individuos, y coadyuvar en el rescate y la preservación de las tradiciones del Municipio.

De manera retórica, es decir desde el ángulo donde todo suena armónicamente, se destacaba que su función sería para “procurar que todos los habitantes y grupos sociales puedan disfrutar los bienes y servicios culturales necesarios para el sustento del espíritu, el cultivo de la dignidad y la convivencia pacífica y armónica, sin discriminaciones debido a su carencia de recursos, ubicación geográfica, nivel de desarrollo cultural, creencias o capacidades físicas”. Como usted sabe, quienes pueden disfrutar de ello, son quienes pueden pagar, y a veces no poco, para acceder a un derecho humano. Y de cierto, porcentualmente la cobertura del Sismac, es ridícula, al grado que no es mucha la diferencia en calidad y cantidad con respecto al siglo pasado.

En relación a un tema fundamental, en donde descansa cualquier política pública, se destacaba que, el Patrimonio del Sistema de Arte y Cultura se integrará por: Los bienes muebles, e inmuebles de su propiedad;  las aportaciones presupuestales y subsidios, donaciones y apoyos económicos que reciba de los Gobiernos Municipal, Estatal y Federal, así como de los organismos públicos y privados.

Contra toda lógica, el Sismac, poco a poco se fue convirtiendo en un centro de transferencia de recursos públicos en especie y dinero, a instituciones privadas, que han crecido en calidad y numero, mientras que el Sismac a veces no tiene ni para pagar la nómina.

En el acta de creación publicada en el Periódico Oficial del Gobierno del Estado, el H. Ayuntamiento, señala de manera muy clara que se “programará dentro de su presupuesto anual de egresos, aportaciones para la administración del Sistema de Arte y Cultura, recursos que estarán sujetos a las autorizaciones y disponibilidad presupuestal de cada ejercicio fiscal correspondiente. Bajo ninguna circunstancia, desde su fundación, las dos instituciones como la Casa de la Cultura y la Casa del Diezmo, se consideraron como vendedoras de servicios culturales, porque no es el espíritu de la Carta Magna, es decir, no son ferreteras o mueblerías.

El presupuesto destinado tampoco es aportación privada, son recursos públicos generados por la comunidad, por los ciudadanos. Pero al paso del tiempo el Sismac se ha convertido en un vendedor de servicios culturales y artísticos, acotando o reduciendo el alcance de su misión constitucional. A manera de ejemplo, es como si se contratara a un empleado municipal, policía, tesorero, secretaria, y para pagar su salario y sus materiales de trabajo, los pusieran a vender pepitas o garbanza enchilada. Hoy el dinero que se destina al Sismac es menor que sus ingresos, es decir, el Ayuntamiento en términos reales, no está aportando un peso a la cultura.

En relación a su administración, se señala claramente que “el Director General del Organismo será nombrado por el H. Ayuntamiento a propuesta del Presidente Municipal, pero invariablemente deberá cumplir con los siguientes requisitos: ser mayor de edad y avecindado en el Municipio de Celaya; contar con experiencia técnica en la materia, cuando menos con 5 años de experiencia debidamente comprobada;  no desempeñar otro puesto o cargo público ni ser dirigente de algún partido político.

Excepcionalmente, quienes contaron con ese perfil, cometieron graves errores, y prácticamente fueron expulsados. En cambio, como el caso del actual director, desde luego no contaba con el perfil, y fue candidato opositor a la Presidencia municipal, es decir, tenía un perfil político de años en distintos partidos políticos, pero por razones nada éticas, fue cooptado, e incluso en contra de la opinión de instancias encargadas de promover la cultura en Guanajuato. Y el resultado, es precario a pesar de la espectacularidad de algunos eventos  como los realizados con la Fundación del Senador Priista Gerardo Sánchez, a través del programa cultural “Extramuros”, por cierto, cuestionada por el desaseo en el uso de recursos públicos.

A lo largo de los años hemos visto al Director de la Casa de la Cultura como el máximo ejecutivo, pero de cierto, por reglamento, quien es el poder detrás del trono, es el Presidente del Consejo, es decir, “detrás de la cruz se esconde el diablo”, porque en la toma de decisiones, ni siquiera el director tiene voto, y solo funge como “secretario de actas”.  Quizá esa es una de las razones, que explican como de manera inexplicable el Sismac ha sido incapaz de crecer socialmente, mientras que otras instituciones particulares, han crecido espectacularmente en los últimos 25 años, sangrando los recursos del Sismac, traficando con influencias, y posicionándose de manera inmoral en lugares claves como el Copladem, y en el mismo Sismac.

Resumiendo, el Sismac es un organismo descentralizado facultado por la Ley para gozar de autonomía en sus funciones y decisiones, pero, la malicia, y los recovecos hasta el día de hoy, han impedido que esto se cumpla cabalmente, y ha sido aprovechado política y económicamente por  extraños. Afortunadamente, el tiempo no borra todo, y las huellas de la inmoralidad, están regadas por todas partes, evasión de impuestos, tráfico de influencias, uso irregular de donativos, uso y abuso de infraestructura, condonación sistemática  de impuestos municipales sobre diversiones y espectáculos públicos. En fin, una larga lista de irregularidades, que pacientemente documentadas por especialistas, esperan en el escritorio para cantar, como dijeran los enterados, a todo pulmón.

Revolcadero: En Octubre del año pasado, el cabildo acordó que las bibliotecas municipales con toda la responsabilidad laboral y social fuera traspasada al SISMAC. Miran la tempestad y no se hincan.